Este es el segundo film de Kleber Mendonça Filho, el nativo de Recife que en el 2013 sorprendió al mundo con «Neighboring Sounds», que no sólo obtuvo una treintena de premios y nominaciones sino que representó a Brasil en la competencia por el Oscar del año siguiente.

«Aquarius» fue recibida con entusiasmo por la crítica, que esperaba ansiosa el segundo trabajo de quien Variety describió como una importante nueva voz en el cine local. El Hollywood Reporter no ahorró elogios a la hora de celebrar el trabajo de su protagonista, la legendaria Sonia Braga, señalando sin vueltas que «Braga fue la opción perfecta para interpretar a alguien atrapado entre el apego al pasado y su deseo de seguir adelante con todas sus fuerzas. Más sutil que en clásicos como «El beso de la mujer araña» o «Doña Flor y sus dos maridos», tiene un par de escenas explosivas que cimentan una perfomance que demuestra la resistencia de su personaje a las fuerzas que la rodean».

Por su parte, el propio Variety señala que en «Aquarius», Mendonça Filho exhibe un dominio total del espacio, prestando crucial atención a los límites entre lo exterior y lo interior, siendo además un maestro en el uso de la música como generadora de ambientes y memorias, mucho más que los objetos que nos rodean.

Aún con tantos elogios, el film se convirtió en noticia por razones ajenas a lo cinematográfico, ya que mientras la delegación brasileña estaba en Cannes se realizó en Brasil un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff que concluyó con su destitución y su reemplazo por el actual presidente Michel Temer.

Mendonça Filho, que consideró que lo que estaba ocurriendo era lisa y llanamente un golpe de estado, no dudó en aprovechar la oportunidad de llamar la atención sobre la situación durante su paso por la alfombra roja en la premiere del film. Portando carteles que decían: «Brasil no es una democracia» y «El mundo no puede aceptar a este gobierno ilegitimo», el director acompañado de sus actores y técnicos generó una verdadera conmoción en el evento más importante del cine, siguiendo una linea similar a que adopta el personaje de Braga en su propio film.

En «Aquarius», Sonia interpreta a Clara, una crítica musical retirada de 65 años que se niega a vender su apartamento en el edificio típico de Recife que le da nombre a la película, el último que no ha sido adquirido por un grupo empresario que quiere demolerlo para construir allí una torre de condominios. Su resistencia se vuelve cada vez más tenaz, a pesar de los intentos de la compañía y de su propia familia para convencerla de que acepte una jugosa suma para marcharse, pero ella ha jurado que sólo se marchará de allí muerta y está dispuesta a cumplir con su palabra.

Aunque el film era considerado por muchos la segura representante de Brasil en el Oscar, no sólo por haber sido elegida por Cannes, sino por las brillantes críticas y la presencia de la actriz más importante de ese país en Hollywood, el comité del Ministerio de Cultura que elige a la candidata se inclinó por «Little Secret» de David Schurmann, el que ha sido caratulado por el crítico de cine del importante diario Folha de Sao Paulo, Alcino Leite Neto, como «uno de los peores films del cine brasileño en años recientes, un océano de clichés y sentimentalismo».

Afortunadamente, la audiencia norteamericana podrá decidir por cuenta propia si «Aquarius» se merecía el lugar, ya que tras pasar por los festivales de Toronto y Nueva York, llegará a los cines de este país el 14 de octubre, después de haber recaudado más de un millón de dólares en los cines brasileños y de generar un 95 por ciento de críticas positivas en Rotten Tomatoes.

Clara (Sônia Braga, Kiss of the Spider Woman), una viuda de 65 años de edad y crítico de música jubilado, reside en el pasado del Aquarius, uno de los pocos edificios de su edad y carácter que queda en un barrio de Recife marinero rápidamente cambiante. Ahora que los demás apartamentos han arrastrado por una empresa con planes ambiciosos para el desarrollo, las presiones para mover rodean a Clara desde todos los lados. Pero ella se ha comprometido a dejar sólo a la muerte y participará en una guerra fría con los desarrolladores a mantener un hogar que ha sido un testigo mudo de toda su vida. El enfrentamiento resulta en rutinas más misteriosas, atemorizante y estresante, tiñendo incluso de Claracon la tensión de un thriller. Pero su pasión para aquellos cerca de ella, para la música, de sus recuerdos de amores pasados y hambre para los futuros, lo que hace la película un enorme caleidoscopio de placeres de la vida y nuestras razones para defenderlos, de cronista grande de Brasil de su momento presente, Kleber Mendonça Filho.