Pese a los esfuerzos de preservación, alguna áreas protegidas del planeta corren un peligro inminente, como el caso del parque natural más amenazado del mundo, ubicado en el Sur de Argentina.

Se trata del Parque Nacional de los Glaciares, que lamentablemente encabeza la lista de reservas naturales amenazadas por el cambio climático.

Este parque natural, situado al suroeste de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, alberga el mayor campo de hielo del mundo fuera de las zonas polares y Groenlandia. La mayoría de sus 47 glaciares se está derritiendo por la subida de temperaturas, con el consiguiente impacto sobre los ecosistemas de la zona.

Pero eso no es todo, los incendios son cada vez más frecuentes, y están destruyendo los extensos bosques de lengas y ñirres que dan cobijo a huemules, pumas y cóndores. También influyen la introducción de especies domésticas –vacas, cabras, gatos, caballos– y la invasión humana, tanto por parte de turistas como de ganaderos que se asientan en la zona. El mayor de los glaciares, el Upsala, con 53 km de longitud, que vierte sus aguas al lago Argentino, se encuentra en retroceso. En este lago también desembocan los glaciares Onelli y Perito Moreno (en la foto), quizá el más espectacular del mundo.

La segunda zona protegida más amenazada es el Mar de Frisia –o de Watten, en alemán–, situado entre las islas Frisias y el mar del Norte, por un lado, y las costas de Holanda, Alemania y Dinamarca por el otro. Se trata de uno de los grandes ecosistemas de zona intermareal del planeta, y la mayor extensión de fangales y bancos de arena.

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Se conoce como zona intermareal al litoral donde se da la mayor variación entre los niveles de pleamar y bajamar. Las aguas poco profundas y la amplitud de las mareas deja al descubierto extensas planicies arenosas que pueden reco­rrerse a pie. Es un área cambiante con muchos hábitats de transición: canales de marea, estuarios, bancos de arena, marismas salobres, llanuras y playas. En ellos viven numerosas plantas y animales –focas comunes, marsopas– y entre diez y doce millones de aves migratorias pasan por allí cada año.

El paisaje actual se originó entre los siglos X y XIV, cuando una serie de mareas ciclónicas inundaron las zonas costeras del mar del Norte, formando un mar de poca profundidad, protegido por una barrera de islas de arena. Las islas, debido a su geología arenosa se encuentran en continuo movimiento, formando un paisaje de dunas y playas; el mar, debido a su escasa profundidad, permite que sea posible llegar a las islas a pie, y andar por el lecho del mar, o ver como son las profundidades sin necesidad de equipos de buceo durante la marea baja.

 

H/T – Muy Interesante