Estudios anteriores han afirmaron que la Luna tiene gran cantidad de agua en su interior, sin embargo, científicos de la Universidad de California, en Estados Unidos, han reanalizado fragmentos de una roca lunar recogida en 1972 y contradicen esta teoría, pues aseguran que lo que revela su composición es que nuestro satélite es una roca completamente seca.

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La investigación llevada a cabo por el geoquímico Day de UCLA, se realizó sobre una de las muestras de Luna más volátiles y ricas que se han encontrado: un trozo de roca recogida del borde de un cráter en la base de Stone Mountain por astronautas de la misión Apolo 16, y conocida como 66095 o Rusty Rock.

En sí, se trata de la púnica piedra lunar que volvió con lo que parecía ser óxido en su superficie externa.

Y es que el agua es un ingrediente esencial del óxido, por tal, durante mucho tiempo fue un misterio para los expertos saber de dónde venía esa agua de roca; algunas teorías decían que el agua podría ser terrestre, sin embargo, las pruebas siguientes demostraron que tanto la roca como el óxido eran de origen lunar.

El nuevo estudio reveló una composición congruente con un interior lunar muy seco. «Es un poco una paradoja», admite el autor del estudio, ya que es una roca húmeda que viene de una parte interior muy seca.

Los elementos volátiles proporcionan pistas fundamentales para comprender cómo se formó la Luna; Day y su equipo encontraron que la Rusty rock está llena de isótopos más ligeros de zinc, lo que significa que es probable que sea el producto de la condensación de sin en la superficie de la Luna, luego de evaporarse tras la formación del satélite.

«El zinc es un elemento volátil, por lo que se comporta un poco como el agua en condiciones de formación lunar”, describe Day. Así, el interior de la luna debe ser rico en isótopos pesados del mineral, pero se han agotado los isótopos ligeros y elementos volátiles, lo que significa que su interior es completamente seco, apunta Day.

En los últimos 45 años se había pensado que la luna es una roca seca, que nació de un trozo de Tierra sacudido con violencia de nuestro planeta por un asteroide gigante en sus primeros días, y pasando a formar el objeto redondeado grueso que conocemos. La pieza arrancada de la Tierra joven y del asteroide habría formado una bola de magma extremadamente caliente e hirviente, que haría que los elementos más volátiles como el cloro, el zinc, el potasio y también el agua hirvieran rápidamente y se agotaran.

Sin embargo, muestras de la Luna han revelado una imagen contradictoria: mientras que algunas son realmente secas, apoyando esta idea de un rápido agotamiento volátil, otras, han resultado tener muchos volátiles, cuyo origen sigue siendo enigmático. El análisis del equipo ha revelado que Rusty contiene isótopos más ligeros de zinc, lo que hace que sea consistente con este elemento que se evapora y se condensa durante la fase temprana de magma de la Luna.

H/T – Nmas1