El nadador español Miguel Durán protagonizó el sábado un hecho extraño en los Juegos Olímpicos, especialmente para el mundo de la natación.

El nadador competía en las clasificatorias de los 400 libres, pero se lanzó a la piscina antes del disparo, lo que, de acuerdo con las reglas, conlleva la descalificación. El deportista no pudo contener las lágrimas y abandonó la piscina entre los aplausos del público.

Sin embargo, tras deliberar, los jueces decidieron que Durán había confundido un sonido fuerte procedente de las tribunas con la señal de salida y el español fue readmitido.

Durán finalmente pudo competir, pero la desconcentración por el incidente y la tensión acumulada perjudicaron su rendimiento en la piscina y finalizó de último en la competencia.

Conmovedor momento para alguien que se preparó durante 4 años por una medalla olímpica.

 

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