A través de estudios de geofísica descubren una segunda subestructura en el interior de la pirámide Kukulcán, edificada entre los años 550 y 800 d.C., la etapa más temprana y menos conocida del asentamiento maya.

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Un equipo de expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia descubrió a través de una innovadora exploración geofísica una segunda subestructura en el interior de la Pirámide Kukulcán de Chichén Itzá, en la península de Yucatán.

El grupo de científicos constató en 2015 que la edificación maya, también conocida como El Castillo, fue levantada sobre un cuerpo de agua; ahora, una segunda etapa de estudio en la que se ha utilizado tomografía de resistividad eléctrica 3D ha confirmado la existencia de una segunda subestructura en dicho monumento.

Gracias a este hallazgo, podrá conocerse más de la primera etapa monumental de Chichén Itzá, aquella cuando los mayas puros iniciaron la edificación de templos y edificios con alturas mayores a los cinco o diez metros de altura.

“El hecho de descubrir, o de ‘iluminar’ dentro de la pirámide, una estructura más antigua nos aporta información de que desde periodos previos existían construcciones monumentales en el sitio”, según Denisse Argote, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Tal como otros sitios arqueológicos prehispánicos, la pirámide original y otras construcciones de la urbe fueron cubiertas durante una segunda etapa transicional, entre los años 800 y 1,000 d.C., cuando llegaron pobladores del centro México, y nuevamente por el tercer y actualmente visible periodo, entre los años 1.050 y 1.300 d.C.

“Estas fases constructivas se deben a múltiples factores, desde la renovación en los grupos de poder hasta el deterioro natural de los edificios, sin embargo, los constructores se limitaban a rellenar y cubrir los templos antiguos ya que, justamente, se trataba de lugares sagrados que no podían destruirse pues eran necesarios para mantener el contacto con sus mundos espirituales”, señala Argote.

La arqueóloga contó que la estructura intermedia no tenía la misma forma que tiene actualmente la Pirámide de Kukulkán, y que los motivos principales o más relevantes son unos pequeños jaguares en las decoraciones de la parte alta.

“No era una pirámide escalonada con nueve cuerpos como la de Kukulkán; de hecho, su pared es bastante lisa y desde ahí se nota un cambio en la decoración y el estilo, y asumimos que la más antigua, la que sería maya puro, es un estilo totalmente diferente”, abundó.

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H/T – ABC