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Un equipo médico monitoreó en más de 2000 jóvenes colegas sus horarios habituales de sueño y descanso y determinó cuánto puede esto mejorar el estado de ánimo o, por el contrario, producir efectos negativos como la depresión.

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Acostarse a dormir en horarios irregulares y variar de un día a otro el número de horas que se permanece despierto y dormido puede arruinarle a cualquiera su estado de humor. El efecto es similar al que tiene una persona al levantarse más temprano de lo habitual, afirman en la Universidad de Michigan (EE.UU.), cuyo centro médico llevó a cabo una investigación al respecto entre más de 2100 galenos que iniciaban su formación postdoctoral.

El estudio, publicado recientemente en la revista NPJ Digital Medicine, se fundamenta en datos recabados al monitorear el sueño, la vigilia y otras actividades de ese considerable número de internistas (o pasantes de postgrado), a través de dispositivos que llevaban en sus muñecas. También les pidieron informar a diario sobre su estado de ánimo, por medio de una aplicación instalada en sus teléfonos inteligentes, y aceptar pruebas trimestrales para detectar indicios de depresión.

El sitio web universitario destaca que los internistas tienen normalmente largas jornadas de intenso trabajo y horarios laborales irregulares durante su primer año de formación profesional. Esos factores, que no funcionan igual todos los días para estos jóvenes, les alteraban la capacidad de disfrutar de horarios regulares de sueño.

El estudio recopiló un promedio de dos semanas de mediciones previas al inicio del primer año de prácticas y casi cuatro meses de seguimiento durante ese año de pasantía. Y el resultado apunta a determinar que el sueño es un factor infravalorado en la salud mental y repercute en las sensaciones de depresión o bienestar.

Aquellos jóvenes cuyas pulseras indicaron que tenían horarios de sueño variables, evidenciaron mayores probabilidades de recibir una puntuación más alta en los cuestionarios de síntomas de depresión y, por otro lado, calificaciones diarias más bajas en cuanto al estado de ánimo. Quienes dormían menos horas o estaban regularmente despiertos hasta muy tarde también obtuvieron puntajes más altos en los síntomas de depresión y más bajos en el estado de ánimo.

El autor principal del estudio, el especialista en neurociencia Yu Fang, destacó la avanzada tecnología portátil que hizo posible este ensayo y, con ello, un mejor conocimiento sobre la conducta, la fisiología y la salud humanas. Los hallazgos de su equipo, dijo, “apuntan no solo a orientar al autocontrol de los hábitos de sueño, sino también a informar a las estructuras institucionales de programación” para que ayuden a sus trabajadores a organizar mejor su tiempo.

H/T – Nanduti