Todos conocemos la historia del pequeño títere de madera que soñaba con convertirse en un niño de verdad, y también estamos familiarizados con una de sus más peculiares características… ¡Cuando mentía, le crecía la nariz! Bueno, resulta que esta historia puede no ser tan fantasiosa como pensábamos

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Si bien no nos crece la nariz cuando mentimos, ¡estudios en la Universidad de Granada han demostrado que la temperatura en esta parte del cuerpo se eleva! Así que a final de cuentas, nuestra nariz sí puede delatarnos.

Estos investigadores asociaron la regulación en la temperatura corporal, con la emocionalidad, ambas relacionadas a una estructura cerebral llamada Ínsula, y lograron establecer, mediante estudios termográficos cómo ciertas zona del cuerpo sufrían elevaciones o descensos de temperatura según la emoción que presentaran. ¿El hallazgo más interesante? ¡La temperatura en la nariz se eleva cuando mentimos!

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De igual forma observaron la reacción ante otras situaciones, y concluyeron que, contrario al efecto de la mentira, cuando se realiza un gran esfuerzo mental, la temperatura en esta misma área desciende; por otra parte, cuando se experimenta un ataque de ansiedad, se elevan los índices térmicos en todo el rostro, y ante la excitación sexual, se presentan elevaciones en las zonas del pecho y los genitales.

Pero el estudio no queda ahí, se logró establecer la ‘huella’ térmica de cada tipo de baile, así como también, la reacción empática ante el dolor; definitivamente la ciencia deja cada vez menos espacio para la imaginación, sus avances nos han permitido acceder a saberes que antes considerábamos una simple fantasía infantil.

H/T – ABC – Pinterest