Con la ayuda del Observatorio Las Campanas en Chile, unos astrónomos captaron, por primera vez, el antes, durante y después de una explosión de nova clásica.

Los expertos lograron visualizar unas raras imágenes de una pequeña estrella antes y después que explotara en una clásica nova, cuestión que ocurre cuando una enana blanca absorbe gas de una estrella mucho más grande hasta que explota; lo más impresionante es que esto ocurre una vez cada 10.000 a un millón de años.

En realidad, las observaciones eran parte de un estudio de varios años del cielo que tenía como objetivo detectar materia oscura.

Pero, fue ese flujo constante de imágenes que alimenta ese proyecto sobre materia oscura lo que permitió a los astrónomos revisar los datos de años atrás y darse cuenta de cómo se veía el sistema de estrellas en mayo de 2009.

A pesar de que el evento ocurrió a 20.000 años luz se convierte en una excelente oportunidad para estudiar el proceso en que se produce una clásica nova.

“Gracias a nuestras observaciones a largo plazo es que pudimos detectar esta nova unos años antes y unos años después de la explosión”, le dijo a la BBC, Przemek Mróz, primer autor del estudio y estudiante doctoral del Observatorio Astronómico de la Universidad de Varsovia.

“Esto es muy inusual porque, por lo general, las nova sólo llaman la atención cuando son muy luminosas, cuando están en erupción”, agregó Mróz.

Estos eventos violentos suelen comenzar con una enana blanca que se queda atrapada en una órbita muy pequeña de una estrella activa, la cual es tan ajustada que es ente caso sólo le toma cinco horas recorrerla, lo que permite que la enana robe constantemente gas de su acompañante mayor.

Así, esa materia extra se acumula en la superficie de la enana hasta que se produce una reacción termonuclear explosiva que sólo hace pedazos la materia extra, dejando atrás a la enana blanca.

“Todo el sistema sobrevive a la explosión de la nova, lo que hace que el proceso vuelva a empezar”, explicó el experto, quien agregó: “En unos miles de años nuestra nova volverá a despertar y explotara, pero nosotros no estaremos aquí para verlo”.

Mróz y sus colegas creen que los resultados de su investigación avalan el modelo de “hibernación” de una clásica nova, lo que se traduce en que durante la larga espera entre las explosiones el sistema se apaga casi completamente y la enana blanca deja de tomar gas de su vecina.

Ese modelo predice una lenta transferencia de materia entre las estrellas antes de la explosión, y una transferencia relativamente rápida y brillante después; que es precisamente lo que los expertos polacos creen haber capturado.

Por otro lado, Christian Knigge, de la Universidad de Southampton en Reino Unido, se muestra menos convencido al respecto: “La cuestión es que todavía se está enfriando, todavía no es estable, así que por el momento no sabemos cómo va a ser su brillo a largo plazo después de la erupción“,

“Esto es muy circunstancial”, le dijo a la BBC el profesor Knigge. “Pero como observaciones, como prueba para nuestras teorías de cómo funcionan las explosiones, es realmente fantástico“.

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H/T – nd