Jayne Carpenter, residente de Merthyr Tydfil, sur de Gales, Reino Unido es una exenfermera de 51 años. Jayne acudió a su médico de cabecera local, para que le recetara algo que aliviara la fuerte tos que padecía.

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Su médico no sospechó que tenía las primeras etapas de una sepsis mortal, pero sí la aconsejó de llamar a urgencias. En el hospital, no pudieron dar con un diagnóstico, pensando que se trataba de una neumonía. Luego la condición de Jayne comenzó a deteriorarse rápidamente y entró en coma, en la que permaneció nueve semanas luchando por su vida.

Al esposo de la paciente, Rob, le avisaron que moriría a menos que le amputaran tres de sus extremidades. Los hechos ocurrieron en el año 2016, mismo año en el que la vida de Jayne Carpenter cambiaria. Durante los últimos tres años de recuperación la mujer ha confesado haberse topado con enormes desafíos tanto fisiológicos como psicológicos. Jayne hasta le dijo a su marido que era libre de irse, si no estaba conforme con su condición. Pero Rob permaneció a su lado y le ayuda en todo lo que puede.

La sepsis es una infección de la sangre que puede ser mortal. La sepsis, conocida infección de la sangre, continúa siendo la causa más frecuente de muerte por infección en el mundo y se cobra más vidas que el cáncer intestinal y de mama juntos. De acuerdo con un diccionario médico “el cuerpo libera sustancias químicas en la sangre para combatir la infección. Esas sustancias son las que desencadenan una inflamación generalizada, que termina produciendo coágulos de sangre y fugas en los vasos sanguíneos”.

H/T – Republicaciudadana