Desde su adopción como parte de la vestimenta masculina hasta nuestros días, la corbata es uno de los símbolos más extendidos de formalidad, seriedad e incluso de cierto estatus social que puede portar el hombre.

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La corbata se ha asociado históricamente con profesiones liberales como la abogacía, con actividades como la política o el trabajo burocrático. A lo largo de casi 3 siglos (desde la Francia de Luis XIV, en el siglo XVII, hasta finales del siglo XIX, cuando procesos asociados con la Revolución Industrial hicieron posible su popularización), la corbata se consolidó como una prenda masculina por excelencia, fálica en un sentido simbólico, pues es indisociable de la apariencia de poder que busca transmitir.

Sin embargo… todo parece indicar que la corbata también obstruye la circulación sanguínea hacia el cerebro, con consecuencias que hasta el momento están por verificarse.

Este descubrimiento fue realizado por médicos del Hospital Universitario de Schleswig-Holstein, en Alemania, quienes analizaron la calidad de circulación de 30 personas, estudiando especialmente la cantidad de sangre que fluía hacia el cerebro. De dicho grupo, la mitad de los voluntarios portaban una corbata.

De acuerdo con las observaciones realizadas, la circulación sanguínea en las personas que usaban una corbata al momento del estudio fue menor en un 7.5%, en comparación con quienes no. La corbata presiona las venas que conducen sangre a la cabeza con fuerza suficiente como para afectar el flujo sanguíneo.

Con todo, según aseguran los médicos, este efecto no es por sí mismo tan significativo como para tener consecuencias graves en la salud, excepto en quienes padezcan hipertensión, para los cuales sí puede ser un problema (incluso fatal, por lo que usualmente a estos pacientes se les recomienda no usar corbatas).

Cabe mencionar que en un estudio previo, publicado en el British Journal of Ophthalmology en 2003, se encontró que la corbata también añade presión innecesaria a los globos oculares, lo cual puede ser un factor para desarrollar glaucoma.

El estudio de los médicos de Schleswig-Holstein fue publicado en la revista especializada Neuroradiology, y puede consultarse en este enlace.

¿Qué te parece? Si bien a muchos les agrada portar una corbata (quizá por todo lo que ésta representa en su imaginario), esta investigación ofrece ciertas razones para cuestionar su utilidad en la vestimenta cotidiana de millones de personas.

H/T –Informe21