El valioso puñal ha sido cuidadosamente restaurado para recuperar su esplendor, pues estaba cubierto de óxido y residuos tras ser encontrado.

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Nico Calman, un arqueólogo de 19 años, nunca olvidará sus prácticas universitarias en Renania del Norte-Westfalia (Alemania). El pasado mes de abril, el joven encontró una daga de hierro romana, esmaltada y con incrustaciones de plata y vidrio rojo, perteneciente a un legionario del siglo I, en una fosa próxima al cementerio de Halrtern am See, cerca de la ciudad de Münster.

El objeto ha sido cuidadosamente restaurado para recuperar su esplendor, pues estaba cubierto de óxido y residuos tras ser encontrada. El resultado de las labores de reparación, a cargo de la Landschaftsverband Westfalen-Lippe (LWL), ha sido hecho público esta semana y a partir de 2022, la daga será exhibida en el museo de historia romana de Halther.

Según informa la LWL, el cinturón conserva las costuras originales, hechas con lino, y su vaina aún mantiene madera de la madera de tilo con la que fue recubierta.

Michael Rind, director de arqueología en el consejo local de Westphalia-Lippe, aseguró al diario británico ‘The Times’ que la «combinación de cuchilla, funda y cinturón, completamente conservados todos ellos, junto con la importante información sobre dónde se encontraron, no tiene igual» en la historia de la arqueología alemana.

En el año 9 d. C. los romanos sufrieron una enorme derrota durante su expansión por la provincia de Germania Magna. En una batalla ocurrida en una zona cercana al lugar del descubrimiento, al este del Rin, murieron más de 20.000 hombres; 15.000 de ellos, legionarios; a manos de los ‘bárbaros’ comandados por Arminio. Es probable que alguno de los soldados romanos perdiera el puñal durante la contienda y que fuera depositado después, junto al cadáver de su dueño, en la fosa en la que fue encontrado.

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Lo lujoso de los detalles del artefacto y los relieves de su vaina hace sospechar a los expertos que su dueño era un militar de prestigio.

Según la tradición, al conocer esta derrota, el emperador de la época, Octavio Augusto, llegó a exclamar: «¡Publio Quintilio Varo, devuélveme mis legiones!», en alusión al militar que dirigía a los soldados imperiales y que, humillado, acabó suicidándose en plena batalla de Teutoburgo. La derrota supuso un duro golpe para el prestigio militar de Roma y los nombres de las tres legiones derrotadas —la XVII, la XVIII y la XIX— no volvieron a utilizarse nunca.

H/T – Elconfidencial