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Brad Gauthier, el pasado 2 de febrero, se despertó y no pudo encontrar uno de sus AirPods. Las alarmas empezaron a encenderse cuando no pudo tragar un vaso de agua.

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Él mismo comentó, en tono sarcástico, como una de las consecuencias de tragarse un AirPod, pero nada más. «En ese momento, lo mencioné en broma al principio. Parecía una coincidencia que lo perdiera cuando me iba a la cama y después sintiera un bloqueo en el centro de mi pecho», ha comentado.

Al ver que el problema no se solucionaba con naturalidad, decidió acudir al hospital. «Todos estaban con la boca abierta, mirando la radiografía. En la pantalla, donde se podía ver con una definición tan clara. Afortunadamente, pudimos llevar a Brad a un centro de endoscopias al que estamos afiliados», ha explicado su mujer.

Operar era la única alternativa y la intervención tenía ciertos riesgos, aunque finalmente todo acabó como un susto. «Tengo mucha suerte de que las cosas sucedieran de la manera que lo hicieron y lo resolvieron tan rápido, además de estar encajado en la posición que estaba», ha aseverado Brad.

¿Y el AirPod? Pues sigue funcionando. El único desperfecto es en el micrófono, que no tiene el mismo rendimiento que antes. Sea como sea, Brad se siente afortunado: «Si lo hubiera inhalado o se hubiera atascado o estrechado mis vías respiratorias, ciertamente podría haber sido un asunto significativamente más serio».

H/T – Marca