Un estudio señala que la costumbre de calzar precozmente a los bebés y a los niños puede afectar negativamente su desarrollo; además, que mantenerlos descalzos los hacen más inteligentes y, sobre todo, felices.

“En la actualidad hay una tendencia a calzar a los niños precozmente. En este artículo se pretende ofrecer argumentos científicos que justifiquen la necesidad de dejar descalzos los pies de los bebés no andantes. Como método se ha utilizado el análisis y lectura crítica de distintas fuentes bibliográficas en relación con el desarrollo psicomotriz del niño, tratados de neurología y las principales Teorías sobre el desarrollo de la inteligencia en el niño. Encontramos que el movimiento físico y el estímulo sensorial del bebé a través de los pies descalzos es factor de aceleración de maduración, del desarrollo propioceptivo y del desarrollo intelectual del niño”.

Redacta el estudio titulado ‘Podología preventiva: niños descalzos igual a niños más inteligentes’, realizado por la profesora de la Escuela Universitaria de Enfermería, Fisioterapia y Podología, Isabel Gentil.

Esto basa su explicación en que los pies del recién nacido tienen una sensibilidad mucho más fina que la de la mano hasta los ocho o nueve meses. Por ello, en los primeros meses los pies tienen una función esencial: informar del mundo exterior al bebé. A partir de esta edad el pie de forma gradual pierde este tipo de sensibilidad.

Por lo que calzar continuamente a los bebés que no caminan les priva de información táctil y la percepción de la posición y movimiento de los pies en relación con el espacio, que juegan un papel importante en el sistema nervioso central.

Por otro lado, el estudio se basa en las etapas de Piaget de desarrollo de la inteligencia, desde el nacimiento hasta los dos años, tiempo en el que se adquiere la primera noción del yo, del espacio, del tiempo y de la idea de casualidad. Es por eso que los pies, como receptores privilegiados, contribuirían a un mejor desarrollo de la inteligencia del bebé.

Los bebés con el paso del tiempo empiezan a descubrir su cuerpo, y los zapatos en buena medida le restan sensibilidad y movimiento. A partir de los 6/7 meses, los bebés se suelen llevar los pies a la boca en ese proceso de auto-conocimiento y aportando nuevas sensaciones y experiencias motoras que contribuyen al desarrollo de su inteligencia.

Por otra parte, el hecho de apoyar el pie descalzo en todo tipo de superficies, también irregulares, contribuye al desarrollo muscular. Todo esto explica el por qué los niños, cuando tienen un mayor control de su cuerpo, se quitan los zapatos continuamente.

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H/T – Vida Verde Web