Todos conocemos la trágica historia de Romeo y Julieta, pero… ¿Sabías que existe una historia bastante similar entre los muchos mitos de la Grecia Antigua? Pues sí, esta historia inmortalizada por Ovidio, narra las desventuras amorosas de Píramo y Tisbe, cuyo amor, al igual que el de los conocidos amantes de Verona, estaba prohibido por disputas familiares, y esto llevó a los enamorados a organizar encuentros secretos, e incluso decidir huir juntos, pero por azares del destino, este plan tiene un final, extrañamente similar al drama shakepierano.

Aquí les dejamos la leyenda, en caso que les llame la atención conocer un poco más a fondo la historia que pudo haber dado origen a uno de los clásicos más conocidos de la literatura universal:

“Píramo era el joven más bello de los jóvenes de su pueblo, y Tisbe era una de las jóvenes más destacadas, con mayores habilidades. Ambos eran vecinos y vivían en casas contiguas. Gracias a esto, se conocían desde pequeños. Según iban creciendo, esa amistad que surgió de los juegos infantiles se fue trasformando en algo más hasta que se acabaron enamorando. Sin embargo, sus padres les prohibieron casarse por discrepancias entre familias. De hecho, decidieron encerrarles en casa.

Esto sólo hizo acrecentar aún más el amor que sentían los jóvenes. A pesar de que no podían verse, lograban comunicarse a través de una grieta que se había abierto en la pared que compartían las dos casas. Apenas unas palabras o unos susurros bastaban para mantener comunicados a los amantes y a que se acrecentara poco a poco su amor mutuo.

Un día, hartos de la situación, decidieron enfrentarse a la decisión de sus padres y huir juntos. Para ello, durante la noche, burlarían la vigilancia impuesta a cada uno en su propia casa y se juntarían en la tumba de Nino, en el bosque cercano. Esperarían en el árbol de frutos blancos que allí había, un moral.

Tisbe consiguió escapar primero con ropas que ocultaban su identidad y burlando a su familia. Así en la oscuridad llegó al lugar acordado y se sentó en la roca que allí había para esperar a su amado. Mientras esperaba, apareció una leona que había acudido a saciar su sed al manantial que había al lado tras haber matado a unos bueyes.

Tisbe se asustó al ver a la leona y salió corriendo hacia una cueva cercana. Al huir, dejó caer un pañuelo que llevaba consigo. Una vez la leona hubo satisfecho su sed, encontró por casualidad el pañuelo que había dejado caer Tisbe y lo destrozó con el ensangrentado hocico.

piramo y tisbe

Píramo llegó poco después de que se hubiese marchado la fiera leona y vio señas de que por allí había pasado una fiera. Buscando a su amada encontró el pañuelo teñido de sangre, por lo que creyó que el fiero animal había devorado a Tisbe. No pudo soportar el dolor y junto al árbol en el que habían acordado encontrarse se clavó el puñal que llevaba. La sangre salió manchando los frutos, volviéndolos rojos.

Al poco tiempo, Tisbe salió de su escondite aún con el miedo en su cuerpo pero dispuesta a no fallar a su amante, por lo que vuelve al lugar donde habían acordado verse para reunirse con él. Sin embargo, no lograba identificar el árbol por el cambio del color de los frutos y al acercarse más para comprobar si era ése el lugar, pudo ver el cuerpo de su amado en el suelo sangrando. Sin saber qué hacer, se abrazó a él y acariciándole le llamaba a gritos.

Ante las súplicas de su amada, Píramo consiguió abrir los ojos y, tras verla, los volvió a cerrar. Tisbe vio que tenía entre los dedos su pañuelo destrozado por la leona y al lado el puñal con que se había dado muerte Píramo. Al ver que había muerto por ella, decidió suicidarse junto a él, no sin antes pedir que les dejaran reposar juntos en el mismo túmulo, ya que sus padres les habían mantenido separados y no podían amarse.

Asimismo, pidió al árbol que les cubriese a los dos y que sus frutos recordasen el terrible suceso que había tenido lugar. Tras esto, colocó el puñal bajo el pecho y se tiró sobre él, quitándose la vida.”

H/T – RedHistoria