Tras algunas semanas de haber abierto la lápida original de Jesús, por primera vez en cinco siglos, se han revelado las primeras imágenes de la tumba.

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Un grupo de científicos griegos ha expuesto la superficie original de lo que tradicionalmente se considera la tumba de Jesucristo, ubicada en la Iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalén; es la primera vez que se abre en siglos y poco a poco va mostrando sus misterios.

Estos científicos están ultimando los trabajos de rehabilitación para evitar que la deteriorada tumba de Jesucristo se convierta en una “montaña de arena”. De esta forma, podría haber quedado en cuestión de décadas la sagrada roca que albergó durante tres días el cuerpo y el sudario de Cristo, según informó Antonia Maropoulou, directora científica del proyecto a ‘Efe’.

“Los resultados han sido muy buenos y estamos en la fase de instalar las juntas de titanio —traído desde Grecia y utilizado también en la Acrópolis— para reajustar las piedras de la cueva y fijarlas al templete que lo protege», explicó esta profesora de la Universidad Politécnica Nacional de Atenas, junto a la estructura desmantelada del Edículo. Si todo continúa según lo previsto, en febrero retirarán las vigas de metal que fueron instaladas durante el Imperio británico, en 1947, para sostener el Edículo reconstruido por la comunidad griego ortodoxa un siglo y medio antes y cuya reparación «era urgente”, aseguró.

La tumba ha estado cubierta por un revestimiento de mármol, al menos desde 1555, mientras tanto, National Geographic está filmando los trabajos de restauración en curso en el que está considerado el lugar más sagrado para la Cristiandad.

“El revestimiento de mármol de la tumba ha sido retirado, y nos sorprendió por la cantidad de material de relleno debajo de ella”, dijo Fredrik Hiebert, arqueólogo de la National Geographic Society, un socio en el proyecto de restauración. “Será un análisis científico largo, pero finalmente seremos capaces de ver la superficie de la roca original en la que, según la tradición, se colocó el cuerpo de Cristo”.

La exposición del nicho se traduce en una oportunidad sin precedentes con el fin de estudiar la superficie original de lo que se considera el lugar más sagrado de la cristiandad. Pues, un análisis de la roca original puede ayudar a comprender mejor no sólo la forma original de la cámara de la tumba, sino también cómo ha evolucionado como el punto focal de veneración desde que fue identificado por primera vez por Helena, madre del emperador romano Constantino, en el año 326.

“Estamos en el momento crítico para la rehabilitación de Edículo”, dijo Moropoulou. “Las técnicas que estamos usando para documentar este monumento único permitirán al mundo estudiar nuestros hallazgos como si ellos mismos estuvieran en la tumba de Cristo”.

H/T – ABC