Una encuesta publicada esta semana sugiere que casi el 40% de los japoneses que tienen veintitantos o treinta y tantos años, y no están en una relación, no piensan que necesitan una pareja; muchos de ellos dicen que las relaciones son “fastidiosas”. Otra encuesta reveló que uno de cada cuatro hombres japoneses de treinta y tantos años que nunca han estado casados son vírgenes.

Para combatir con la apatía sexual en el país se imparten clases de arte de desnudos destinadas a inspirar a la creciente población de Japón de vírgenes de mediana edad. Pensé si un hombre no ha tenido ningún tipo de relación sexual a los treinta o cuarenta años, solo esbozar a una mujer desnuda es como lanzar una gota de agua sobre un incendio forestal. Esto no va a resolver el problema.

Takashi Sakai (acordamos cambiar su nombre para respetar su privacidad), un japonés virgen de 41 años de edad, dice que estas clases, las cuales son impartidas cada dos meses en Tokio por la organización no lucrativa White Hands, son lo más cerca que jamás ha estado de una mujer desnuda real y no de alguna versión fantasiosa del manga japonés.

“Cuando ves a una mujer y la encuentras atractiva, podrías invitarla a salir, tomarla de la mano, besarla y así es como funciona (…) Pero en mi caso, no fue así. Pensé que podría suceder de forma natural, pero nunca ocurrió”, dice Sakai.

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Shingo Sakatsume —que se denomina a sí mismo como un “ayudante del sexo” y trabaja con White Hands— dice que los vírgenes de mediana edad que deseen que su situación cambie, carecen de experiencia con mujeres en la vida real, así que permitirles pasar un tiempo observando el cuerpo femenino es un primer paso para resolver el problema.

“En la sociedad japonesa, tenemos mucho entretenimiento más allá del amor y el sexo. Tenemos la animación, las celebridades, los cómics, juegos y deportes ¿Por qué tienes que elegir el amor o el sexo sobre otras cosas divertidas que no tienen el potencial para causarte dolor y sufrimiento?”, dice.

Asegura que la ilusión de una relación perfecta, combinada con el miedo japonés al fracaso, ha creado un grave problema social. Añade que la aparente desconexión está dando lugar a un menor número de relaciones, tasas de natalidad récord por estar en un punto bajo, y una población que se está reduciendo.

Las clases parecen estar ayudando a Sakai, un alpinista y profesor que, a los 41 años, no solo es virgen, sino que tampoco ha tenido una relación y ni siquiera lo han besado.

Durante años, ha mantenido su virginidad en secreto para sus amigos, compañeros de trabajo y familia.

“No decirle a otros que soy virgen era igual a fingir que el problema no existe”, dice Sakai “era como ponerlo en un estante donde nadie pueda verlo”.

H/T diariolavoz.net