Las autoridades de París le ha declarado la guerra a los «candados de amor», esa tradición en la que las parejas cuelgan unos candados como muestra de su amor en los puentes que atraviesan el Sena.

La razón de esta decisión data del 2014, cuando el famoso «Puente del Arte» dufrió el derrumbamiento de una de sus rejas gracias a las 70 toneladas de candados que este tenía. La solución en ese entonces fue instalar, en lugar de la reja, unas barreras de cristal que impiden la posibilidad de colgar cualquier objeto.

Aunque esto no detuvo a los enamorados, que mudaron su tradición unos 400 metros más lejos, en el Puente Nuevo, y la han expandido a otros, como el del poeta Leopold Sedar Senghor o el del Arzobispo, situado frente a la catedral de Notre Dame.

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Sin embargo, esa medida no fue suficiente y ahora se han doblado los esfuerzos de las autoridades con una nueva campaña que insiste tanto en la seguridad como en el respeto al patrimonio.

Según anunció el teniente de alcalde, Bruno Julliard, este verano planean instalar paneles y marcas viales sobre varios puentes, pero sobre todo en el Puente Nuevo.

Puente del Arte

 

Hecho que no deja indiferentes a los vendedores ambulantes, quienes ven posibilidades de negocio con los candados y animan a su compra.

«No hacen daño a nadie (…) Estos puentes son de piedra y sólidos, no hay peligro. Que el ayuntamiento deje a la gente expresar su amor como quiera. Hay turistas que vienen desde muy lejos ya con su candado grabado para colgarlo aquí», declaró un vendedor ambulante a la agencia de noticias EFE.

Lo cierto es que el ayuntamiento llenó la ciudad con pancartas, en inglés y francés, con consignas como «No a los candados, París le da las gracias» o «Declare su amor de otro modo».

¿Podrán poner fin a los «candados del amor»?

H/T – EFE