Estos días las redes se han inundado de noticias sobre los Juegos Olímpicos de Río 2016, pero ésta en particular te conmoverá y te dará una lección de vida.

Se trata de la atleta Yusra Mardini, quien llevaba una vida normal en Siria hasta que estalló la guerra civil, donde tuvo que huír.

Una chica como cualquiera ahora se enfrenta, sin imaginarlo, a un gran cambio, huir de su país en busca de refugio como lo han hecho millones de personas. “Quizás voy a morir en el camino pero estoy casi muerta en mi país” comentó Yusra a la BBC.

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Resulta que en agosto de 2015 ella y su hermana huyeron para ir a Europa; al llegar a Turquía tomaron un bote con otras 18 personas para cruzar el Mediterráneo y llegar así a la isla griega de Lesbos, pero a la media hora el motor se detuvo, por lo que, decidida a salvar su vida y la de los pasajeros, se lanzó al mar, junto a su hermana y otra mujer para empujar la barca.

Cuando comentó su experiencia en marzo de este año en Berlín dijo: “Habría sido lamentable si se hubiera ahogado alguien ya que soy nadadora”.

Pero no sólo tuvo ese inconveniente, ya que el viaje después de Lesbos no fue sencillo; apenas tenía agua y comida y muchos establecimientos desconfiaban de su dinero, sin embargo, aunque el viaje a Alemania fue duro jamás temieron a la muerte como aquella noche en un bote del Mar Egeo.

Ahora, Mardini forma parte del primer equipo de Refugiados para los Juegos Olímpicos de Río 2016, en la prueba femenina de 200 metros estilo libre. Y aunque está centrada en Río espera que esta experiencia le brinde retos que la hagan crecer, y calificar para Tokio 2020.

Además, expresó que aunque no porta la bandera Siria, ella espera que los más de cuatro millones de refugiados sirios estén orgullosos de ella.

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H/T – planetacurioso