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Las vacunas son la clave para derrotar de una vez por todas al covid y, afortunadamente, ya han cambiado con creces la evolución de la pandemia: reduciendo la capacidad de contagio del virus y, como consecuencia, el número de casos graves y de muertes ha caído en todo el mundo.

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Sin embargo, a pesar de que los datos demuestran la efectividad de las vacunas, millones de personas en todo el mundo siguen cuestionando su uso y seguridad, negándose a vacunarse. Una decisión que perjudica la evolución de la pandemia y provoca que se alargue todavía más.

Por eso, una mujer en Rio Largo, en el noreste de Brasil, quería que su marido antivacunas se vacunara por las buenas o por las malas, así que decidió atarlo con una cuerda y llevarlo hasta un centro de vacunación para que recibiera, contra su voluntad, la vacuna.

La escena fue captada por una usuaria que estaba esperando su turno para vacunarse cuando de repente vio aparecer a una mujer llevando a rastras con una cuerda a su marido. En las imágenes se puede ver al hombre amarrado con una cuerda sentado en unos bancos, mientras la mujer espera de pie a que llegue el turno de su marido.

En apenas unos días, las imágenes rápidamente se han hecho virales acumulando millones de visualizaciones. Eso sí, mientras algunos usuarios se han partido de la risa viendo la escena, otros han sembrado un debate en redes: ¿Debería haber libertad para decidir vacunarse o como es algo que nos involucra a todos debería ser obligatorio?

El mismo debate que hay en Europa, donde algunos países ya han empezado a apostar por la vacunación obligatoria para terminar con la pandemia, se ha trasladado ahora a las redes donde los usuarios se preguntan: «¿La ética profesional permite aplicar la vacuna de esa forma?».

Pues bien, aunque el Supremo de Brasil declaró obligatoria la vacuna contra el coronavirus a finales de 2020, el presidente Jair Bolsonaro, reafirmó hace un par de meses que la vacuna no será obligatoria y que el Gobierno federal no promulgará la exigencia de un pasaporte sanitario. Aunque se desconoce qué pasó finalmente con el matrimonio y si el hombre recibió la dosis o no, según las leyes que rigen ahora el país, el marido no estaba obligado a vacunarse.

 H/T – Lavanguardia