Cada vez son más los japoneses que deciden invertir sus ahorros en el mercado del Bitcoin, la más popular de las criptomonedas, reconocida además como medio de pago legal en el país.

Durante el mes de diciembre del pasado año, cerca del 31% de las compraventas mundiales de bitcoines se hicieron en yenes, por detrás del dólar (44%) pero por delante del won surcoreano (18%) y del euro (6%), según jpbitcoin.com, que compila los datos del sector.

Una ley que entró en vigor a principios de 2017 en Japón reconoció el bitcoin y otras monedas virtuales como medios de pago legales, aunque reforzó las exigencias de transparencia y solidez financiera a los operadores del mercado local.

La reglamentación favorable incitó a grupos informáticos nipones a lanzarse en este nuevo sector, mientras miles de comercios en el país empezaron a aceptar pagos en bitcoin.

«La participación de grandes compañías, el sentimiento de seguridad generado por la luz verde del gobierno y la exposición mediática han llevado a gente completamente nueva hacia este mercado» del bitcóin en Japón, asegura Koji Higashi, de 29 años, especialista del sector, y quien acostumbra a invertir de manera personal en esta moneda virtual.

Miss Bitcoin

Mai Fujimoto, de 32 años, es una gran adepta desde 2012. «Cuando supe que ya no era necesario pasar por bancos si utilizaba pagos en bitcóin, quedé realmente impresionada. He invertido todos mis ahorros en el bitcóin y en otras criptomonedas desde hace un año (…). Ya no tengo ahorros en el banco», cuenta a la agencia de noticias AFP.

Pocos imaginaron semejante éxito del bitcoin entre los japoneses, conocidos por su extrema prudencia, su predilección por el ahorro y por los pagos en metálico.

Los bajos tipos de interés en el país —resultado de una política monetaria muy expansiva del banco central japonés— incita a buscar inversiones alternativas mejor remuneradas, según señala Kano, un exempleado de Goldman Sachs y BNP Paribas.

Koji Higashi, por su parte, opina que esta opción no es racional y obedece a un efecto de contagio. «Todo el mundo lo hace y he oído que se gana mucho dinero, por tanto yo también lo hago».

Lo que si es cierto es que este furor podría apaciguarse por el hecho de que cualquier ganancia obtenida en estos mercados será sometida a una tasa de imposición muy elevada, del 55%.

«Muchos inversores no saben el importe que será objeto de imposición», asegura Hugashi, que augura «muchos escándalos de evasión fiscal en un futuro próximo».

H/T – Informe21