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Un grupo germano-estadounidense de astrónomos y astrofísicos ha mapeado por primera vez, y con mucho detalle, uno de los filamentos largos que delinean los tramos más densos de los brazos de nuestra galaxia, conocidos como ‘huesos galácticos’.

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Normalmente, en el espacio se mapean estrellas, constelaciones, nebulosas, etc., mientras que esta vez la investigación del ‘hueso’ filamentoso G47 se enfocó en la orientación de sus campos magnéticos. El comunicado que la Asociación de Estudios Espaciales de Universidades (USRA, por sus siglas en inglés) emitió al respecto el 5 de abril, destacó que se trata del primero de los diez tramos de esta clase que se pretende cartografiar en la Vía Láctea y detalló que mide 200 años luz de largo y 5 años luz de ancho.

Los investigadores analizaron los datos recabados por el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA), que es un avión adoptado para portar un telescopio alemán empotrado. Con esa información determinaron que los campos magnéticos en el área estudiada son lo suficientemente fuertes como para evitar que el gas colapsara bajo los efectos gravitatorios y se formaran estrellas.

Además, estos científicos descubrieron que los campos magnéticos en el ‘hueso’ G47 son complejos y cambian de dirección con frecuencia, aunque en las áreas más densas tienden a ser perpendiculares al propio hueso. Esto significa que los campos paralelos de las regiones menos densas alimentan con su material a las regiones más densas, donde los campos desempeñan un papel clave en la tasa de formación estelar impidiendo el nacimiento de nuevas estrellas.

El aparato clave para efectuar estas mediciones fue un polarímetro instalado a bordo de ese avión observatorio. Este instrumento podía registrar en movimiento la alineación del polvo del que está formado el filamento, algo que permitió al equipo calcular la dirección del campo magnético para cada punto. Así se pudieron desarrollar los mapas más grandes y detallados jamás creados de estos filamentos.

Los resultados más completos de este trabajo y su metodología fueron publicados en The Astrophysical Journal Letters.

H/T – Budrigannews