Para los japoneses, el sushi, el nigiri u otras formas de pescado crudo son casi un religión. Sin embargo, la costumbre de comer pescado crudo se ha ido extendiendo cada vez más a lo largo del mundo, y este tiene cada vez más parásitos.

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Desde la década de 1970, la concentración de parásitos que puede hallarse en el pescado crudo ha aumentado 283 veces, según sugiere un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Washington. Este crecimiento podría tener implicaciones para la salud humana y para mamíferos marinos. Los hallazgos han sido publicados en la revista Global Change Biology, el 19 de marzo de 2020.

En concreto, se ha analizado un parásito conocido como Anisakis, que solo se contrae si se come pescado o cefalópodos parasitados crudos o sometidos a preparaciones que no eliminan al parásito.

Según Chelsea Wood, profesora asistente en la Facultad de Ciencias Acuáticas y Pesqueras de la Universidad de Washington, y líder de la investigación, este estudio es pionero a la hora de analizar otros estudios y proyectar la evolución de este parásito a lo largo del tiempo, en este caso cuatro décadas.

Para realizar el análisis, se buscaron todas las menciones al Anisakis, así como otro parásito llamado Pseudoterranova, en la literatura científica archivada online. Entonces redujeron el campo de búsqueda a los estudios en función de criterios establecidos, y solo mantuvieron aquellos que presentaban estimaciones de la abundancia de cada parásito en los peces en un momento dado.

Mientras que los Anisakis aumentaron 283 veces durante el período de estudio de 1978 a 2015, los Pseudoterranova no presentaron ningún aumento.

Contagio

Los autores no están seguros de cuál es el origen este gran aumento del Anisakis en las últimas décadas, pero el cambio climático, entre otros factores, podrían estar detrás del fenómeno.

El proceso de contagio funciona así, de forma básica: primero el nematodo nace en el océano, luego infecta a pequeños crustáceos que habitan en el fondo del océano, cuando los peces se comen los crustáceos infectados también se infectan, y esta cadena de contagio continúa a través de peces más grandes que se comen a los peces infectados.

Cuando el pescado llega hasta el ser humano y se ingiere este nematodo, el parásito puede invadir la pared intestinal y causar síntomas que imitan los de la intoxicación alimentaria, como náuseas, vómitos y diarrea. En la mayoría de los casos, el nematodo muere después de unos días y los síntomas desaparecen. Esta enfermedad, llamada anisakiasis o anisakidosis, rara vez se diagnostica porque la mayoría de las personas asumen que simplemente fueron víctimas de un caso grave de intoxicación alimentaria.

Pero cabe advertir que estos nematodos, que pueden tener hasta dos centímetros de longitud, no pueden reproducirse o vivir más de unos pocos días en el intestino humano, sí que pueden permanecer y reproducirse en mamíferos marinos durante más tiempo.

Así pues, aunque los riesgos para la salud son bastante moderados para los humanos, los científicos creen que pueden estar teniendo un gran impacto en los mamíferos marinos como los delfines, las ballenas y las focas: si bien aún no se conocen el impacto fisiológico de estos parásitos en los mamíferos marinos, pueden vivir en sus cuerpos durante años, lo que probablemente debe tener efectos perjudiciales.

Según explica Wood: «Una de las implicaciones importantes de este estudio es que ahora sabemos que existe un riesgo de salud masivo y creciente para los mamíferos marinos. No se considera a menudo que los parásitos podrían ser la razón por la que algunas poblaciones de mamíferos marinos no se están recuperando. Espero que este estudio aliente a las personas a considerar los parásitos intestinales como un límite potencial para el crecimiento de la población de mamíferos marinos en peligro de extinción

H/T –  Muyinteresante