Sabemos que las medallas de oro en los Juegos Olímpicos simboliza a los mejores jugadores, pero una verdad está oculta en ello, pues en realidad no son hechas de oro sino de plata.

Las medallas de oro macizo se introdujeron en los juegos en 1904 en St Louis, y cuatro años más tarde, en Londres, fue donde comenzaron a ser otorgadas dichas medallas a los tres mejores atletas en el orden en el que lo conocemos en la actualidad: oro, plata y bronce.

De esta forma, los premios entregados en los Juegos Olímpicos han variado a lo largo de su historia, debido a que en los Juegos Olímpicos de 1896, celebrados en Atenas, los participantes recibieron una medalla de plata y una de rama de olivo, mientras que los subcampeones recibieron una medalla de bronce y una de rama de laurel.

Pero, hoy en día, las medallas olímpicas no se fabrican de oro macizo desde 1912, sino que están compuestas en un 92,5% de plata, 6,16% de cobre y solamente llevan 1,34% del metal más preciado por los mercados internacionales, así lo avala el Consejo Mundial del Oro. De esta manera, el valor aproximado de cada medalla de “oro” es de seis gramos de oro de 24 kilates.

Sin embargo, a pesar de que estas medallas no son totalmente de oro, los atletas que conquistan los tres primeros sitios de estos Juegos Olímpicos Río 2016 obtienen las medallas más grandes y pesadas en la historia de esta justa deportiva mundial, debido a que casa presea tiene un diámetro de 85 mm y pesan 500 gramos.

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H/T – planetacurioso