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Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, han surgido diversos estudios clave que sugieren una asociación entre la deficiencia de vitamina D y el riesgo de infección y mortalidad por la enfermedad respiratoria aguda grave causada por SARS-CoV-2.

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«Es biológicamente plausible que esta vitamina pueda jugar un rol beneficioso ante el COVID-19, tanto en la prevención como al minimizar su incidencia, severidad y mortalidad. El efecto positivo de los suplementos de vitamina D ya ha sido demostrado para otras infecciones de las vías respiratorias como el virus de influenza y la tuberculosis pero la comunidad médica hasta el momento no cuenta con evidencia suficiente para confirmar un mismo impacto frente al coronavirus, aunque su potencial en personas de riesgo es claro”, explicó a Infobae la doctora Vanesa Longobardi, del departamento de Coordinación de Docencia e Investigación del Instituto de Diagnóstico e Investigaciones Metabólicas.

Según la experta, el reciente estudio “Asociación entre las tasas de positividad para SARS-CoV-2 y niveles en sangre de vitamina D”, aporta información muy valiosa con el potencial de cambiar la forma en que afrontamos la pandemia. Analizaron a 191.779 personas y, al evaluar los niveles en sangre de vitamina D durante los 12 meses previos, encontraron que aquellas con deficiencia o valores bajos tenían mayores tasas de test positivos para SARS-CoV-2 que aquellas con valores adecuados de vitamina D. En otras palabras, menor vitamina D se asoció con mayor positividad para COVID-19″.

“Existen muchos factores que pueden causar niveles bajos de vitamina D, como es el caso de adultos mayores, vivir a altas latitudes donde los rayos del sol son más débiles, tener una piel más oscura que produce menos vitamina D al exponerse a la luz solar, la obesidad, enfermedades crónicas o trastornos que limitan la absorción de las grasas, entre otros. El estudio destaca que la asociación entre bajos niveles de vitamina D y mayor riesgo de COVID-19 estuvo presente en todas las latitudes, razas, sexos y grupos etarios evaluados.

Sabemos que la vitamina D puede obtenerse a través de la exposición directa al sol, la correcta alimentación y los suplementos. Sin embargo, con la llegada de las estaciones más frías y en un contexto de aislamiento prolongado, nuestra exposición al sol se ve limitada drásticamente. Frente a esto, la suplementación resulta una excelente fuente de ingreso de vitamina D, una alternativa sencilla y eficiente que puede incorporarse a la dieta diaria bajo receta y supervisión médica, para que nuestro organismo no deje de obtener todos los beneficios de la vitamina D”, añadió Longobardi.

H/T – Cactus24