Un estudio encontró que la falta de ejercicios le hace tan vulnerable como las personas cuyos genes les ponen en riesgo de Alzheimer.

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Un estudio canadiense sugiere que sentarse durante horas frente a la tele podría hacer que tuviera tantas probabilidades de desarrollar demencia como las personas genéticamente predispuestas a la afección.

En un estudio con más de 1,600 adultos de a partir de 65 años de edad, los que llevaban una vida sedentaria parecieron tener el mismo riesgo de desarrollar demencia que los que portaban la mutación genética de la apolipoproteína E (APOE), que aumenta las probabilidades de desarrollar demencia.

Por el contrario, las personas que hacían ejercicio parecieron tener unas probabilidades más bajas de desarrollar demencia que las que no, encontró el estudio de cinco años.

«Ser inactivo podría anular del todo los efectos protectores de unos genes sanos», dijo la investigadora líder Jennifer Heisz, profesora asistente en el departamento de quinesiología de la Universidad de McMaster, en Hamilton, Ontario.

Pero el estudio no probó que la falta de ejercicio provocara el aumento en el riesgo de demencia. Solo halló una asociación entre ambas cosas.

La mutación APOE es el factor de riesgo genético más potente de demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy, enfermedad de Parkinson y, en particular, enfermedad de Alzheimer, dijeron los investigadores.

Las personas con un solo «alelo» APOE podrían tener un aumento de tres a cuatro veces en el riesgo de demencia que los no portadores, según los autores del estudio.

No se sabe de qué modo el ejercicio podría reducir el riesgo de demencia, comentó Heisz.

Pero los resultados de este estudio sugieren que el nivel de actividad física puede influir en el riesgo de demencia tanto como la genética, dijo Heisz. «Uno no puede cambiar los genes, pero puede cambiar el estilo de vida», añadió.

No se sabe cuál es el mejor tipo de ejercicio, aunque las personas que eran físicamente activas en el estudio reportaron que caminaban tres veces por semana, señaló Heisz.

«Eso significa que no hay que entrenar como un atleta olímpico para obtener los beneficios para la salud cerebral de la actividad física», dijo.

El informe aparece en la edición del 10 de enero de la revista Journal of Alzheimer’s Disease.

El Dr. Sam Gandy, director del Centro de Salud Cognitiva del Hospital Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, dijo que los hallazgos del estudio no son «reamente sorprendente, pero es bueno ver que lo prueben».

Otros científicos mostraron hace algunos años que las personas con la mutación APOE podían virtualmente borrar el riesgo de desarrollar placas amiloideas en el cerebro si se convertían en corredores regulares, dijo Gandy. Las placas amiloideas son una de las señales características del Alzheimer.

«Fue un informe increíble al que creo que se le hizo poca publicidad», lamentó Gandy.

Pero este nuevo estudio sugiere que si tiene la suerte de tener buenos genes que reduzcan su riesgo de Alzheimer, ese beneficio podría perderse si no hace ejercicio, advirtió.

«No puedo comprender por qué el miedo a la demencia no es suficiente para inducir a todo el mundo a adoptar un programa de ejercicio regular», enfatizó Gandy.

«Les digo a todos mis pacientes que si van a quedarse con un solo consejo, lo que pueden hacer para reducir su riesgo de demencia o ralentizar el avance de la demencia es hacer ejercicio», dijo.

Unos 47.5 millones de personas de todo el mundo viven con demencia, dijeron los investigadores, y se anticipa que esa cifra alcance los 115 millones en 2050. Sin una cura conocida, hay una necesidad urgente de explorar, identificar y cambiar los factores del estilo de vida que pueden reducir el riesgo de demencia, enfatizaron los autores del estudio.

H/T – Consumer