Recientes estudios indican que una buena parte de la personalidad se encuentra en los genes, y, que no es únicamente el ambiente el principal factor influyente a la hora del desarrollo de la identidad, como se creía antes; aspectos como predisposición a la felicidad, espiritualidad, entre otras, puede que al nacer ya estén grabadas en nuestra carga genética, sin embargo, no podemos quitar de la mesa el factor social, porque también juega un papel importante a la hora de determinar si nuestro contenido genético se cumplirá o no a cabalidad.

Resulta que la orientación sexual también podría estar influida por nuestros genes, ¡EN UN 50%! Se han realizado estudios sobre esta temática en varios países, y se ha concluido que hay ciertas variaciones en los cromosomas que repercuten en la sexualidad; sin embargo también se comprobó que no todos lo que poseían esta variación tenían el desenlace que se esperaba (recordemos que somos un 100%…).

Es allí donde la antropología explica con uno de sus principios, que es la Unidualidad del Ser Humano la razón por la cual a pesar de ser una misma especie y poseer un código genético similar, que determina muchos factores en nuestro desarrollo, también somos seres sociales dirigidos y en ocasiones regidos por nuestro entorno socio-cultural.

Es por eso que, aunque la genética juegue un papel importante en nuestra constitución como individuos y como especie, también el entorno juega un papel fundamental en la decodificación de este código.

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