Existen personas que se sobrepasan haciendo cosas con tal de ganarse o mantener un amor, tal es el caso de esta mujer que fue capaz de sacrificar su físico para gustarle más a su marido.

Es cierto que hay muchas personas que hacen cosas en nombre del amor, pues encuentran a  alguien a quien adoran sobre todas las cosas y están dispuestas a hacer casi todo por complacerle, pero hay veces que ese deseo puede llevarlos a tomar decisiones que son consideradas extremas, extrañas e, incluso, escalofriantes.

Así es el caso de Ethel Granger, quien nació en Cambridgeshire, Inglaterra, en 1905, y conoció al astrónomo William Arnold Granger cuando era joven y casándose con él en 1928.

Sucedió que desde el principio de su relación, William le contó a Ethel que le encantaban los corsés y las cinturas estrechas, pero a finales de los años 1920, el una vez famoso corsé de antaño había pasado de moda completamente, mientras que los vestidos holgados y los trajes femeninos hechos a la medida aparecían con frecuencia en las revistas de moda.

Pero Ethel se quedó con las ganas de complacer a su marido, por lo que siguió usando corsés con regularidad. Al principio, William estaba muy contento de que su mujer sólo los usara de día, sin embargo, muy pronto le pidió que los llevara también por la noche.

De esta forma, Ethel comprimió su cintura cada vez más y más hasta llegar al punto de reducirla al máximo en su tamaño.

Pero, las extremistas ideas de William en relación de lo que era atractivo y femenino no terminaron ahí, pues, además, le pidió a su esposa que usara zapatos con tacones extremadamente altos y que se colgara numerosos piercings en la cara y el cuerpo.

Fue tanto lo extremo del caso que la cintura de Ethel entró al libro de los records mundiales Guinness, con una cintura de tan solo 33 centímetros de diámetro en aquél entonces.

En la actualidad, Ethel es famosa en el mundo de la moda y en los círculos de arte corporal, incluso, en 2011, la versión italiana de la revista de moda “Vogue” le dedicó un volumen.

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H/T – No Lo Creo