Unos geofísicos localizaron una nueva capa bajo la corteza terrestre con una profundidad de 660 kilómetros que los ha dejado anonadados; se trata de unas montañas y llanuras.

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Los geofísicos Jessica Irving y Wenbo Wu, de la Universidad de Princeton, en colaboración con Sidao Ni, del Instituto de Geodesia y Geofísica de China, lograron utilizar las ondas sísmicas de un gran terremoto en Bolivia para localizar, a 660 kilómetros de profundidad, una nueva «capa» que les ha dejado boquiabiertos: una cadena montañosa, muy similar a las que hay en la superficie. La nueva «capa» se encuentra, además, justo en el límite que separa el manto superior del inferior. Hasta ahora, y a falta de un nombre mejor, los científicos simplemente lo han llamado «el límite de 660 kilómetros».

Para poder observar lo que sucede a tanta profundidad, los investigadores utilizaron las ondas más potentes que existen en nuestro planeta, las ondas sísmicas que generan los terremotos masivos. En palabras de Jessica Irving, «si quieres sacudir todo el planeta, necesitas un terremoto grande y profundo».

La energía generada por un terremoto aumenta 30 veces por cada escalón que subimos en la escala de Richter. Y los terremotos más profundos, continúa Irving, «en lugar de desperdiciar toda esa energía en la corteza, pueden hacer que todo el manto siga funcionando».

Según la investigadora, la mejor información se obtiene de los terremotos de magnitud 7 o superior, ya que las ondas de choque que lanzan en todas direcciones pueden incluso atravesar el núcleo terrestre y llegar hasta el otro lado del planeta. Para este estudio en concreto, los datos clave se obtuvieron de las ondas captadas después de un terremoto de magnitud 8,2, el segundo más potente jamás registrado, que sacudió a Bolivia en 1994.

H/T – Peopledaily