El carbono es un elemento que no se ha encontrado en las muestras de suelo lunar traídas a la Tierra por las misiones que visitaron nuestro satélite en el siglo XX, pero desde la órbita se ha detectado en abundancia.

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Científicos japoneses han revisado los datos de las emisiones de la superficie lunar recabados por la misión espacial no tripulada Kaguya (conocida fuera de Japón como SELENE) y han llegado a nuevas conclusiones sobre el significado que puede tener la alta presencia de carbono de estas emisiones. Según sus cálculos, la fuga de átomos de carbono al espacio es más importante de lo que se podría atribuir a la acción del viento solar.

Esta desproporción indica que el carbono abunda también por debajo de la superficie de la Luna. En un artículo publicado este 6 de mayo en la revista Science Advances, los autores se refieren a este carbono como «carbono indígena» y afirman que «existe en toda la Luna». Además, conjeturan que este elemento participó en la formación del satélite de la Tierra, o que llegó allí hace miles de millones de años.

La misión japonesa orbitó la Luna entre los años 2007 y 2009 y terminó con la colisión controlada de la sonda Kaguya contra el regolito. El astrónomo Shoichiro Yokota, de la Universidad de Osaka, y su equipo mapearon, a partir de los datos obtenidos hacía una década, las emisiones de iones de carbono en todo el satélite.

La superficie lunar emite hasta 50.000 átomos de carbono por centímetro cuadrado por segundo, revela su artículo. Gran parte de estos átomos no están ionizados cuando emergen, sino que se ionizan bajo el impacto del viento solar y la radiación ultravioleta.

Hay diferencias regionales en las emisiones de estos iones, puesto que las grandes llanuras basálticas emiten mucho más carbono que las tierras altas. Estas diferencias pueden explicarse mejor por las antiguas reservas de carbono que por las contribuciones de fuentes externas, sostienen los investigadores.

Yokota y los coautores de su trabajo recuerdan que el análisis de las muestras traídas por las misiones Apollo hizo creer a los científicos que los elementos volátiles –y el carbono entre ellos– habían desaparecido de la Luna. Además, el espectrómetro del Apollo 17 resultó incapaz de detectar una exósfera de carbono, y solo percibió un máximo de unos 200 átomos por centímetro cúbico.

Sin embargo, los análisis de la última década desafiaron la hipótesis de una Luna ‘seca’, y permitieron descubrir la presencia de agua volátil y de carbono atrapado en el vidrio lunar. El nuevo estudio deja claro que la presencia de este último elemento, el carbono, había sido infravalorada y que pudo desempeñar un papel importante en la formación de la Luna.

H/T – Actualidad