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Las asociaciones mentales para recordar palabras nuevas que aplican los aborígenes de Australia superó en eficiencia al método del palacio de la memoria que utilizaban en la antigua Grecia y, posteriormente, los sacerdotes jesuitas, sugiere un estudio llevado a cabo por científicos australianos, según indica un estudio publicado en la revista científica PLOS ONE.

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Investigadores australianos compararon ambas maneras de funcionar al realizar un experimento con estudiantes de una escuela de medicina rural, un estudio dirigido por David Reser, de la Escuela de Salud Rural de la Universidad de Monash; y Tyson Yunkaporta, del Instituto NIKERI de la Universidad de Deakin.

Para memorizar hechos, esos jóvenes empleaban el palacio de la memoria, que se remonta a la época en que los manuscritos eran escasos y se desarrollaron formas de recordar el contenido: los colocaban en un segmento relacionado con el hogar de la infancia para volver a visitar ciertas ‘habitaciones’ cuando deseaban recuperar esa información.

A otros estudiantes les enseñaron un método elaborado por aborígenes australianos durante más de 50.000 años basado en la tradición oral y relacionado con la custodia de su tierra natal: se resta importancia a hechos necesarios para la supervivencia —como la navegación, las fuentes de alimentos, el uso de herramientas y las relaciones entre tribus— y se relacionan los objetos con el entorno mediante historias que describen los hechos y la ubicación para facilitar su memorización.

Al comienzo de esta investigación dieron a los estudiantes una lista con 20 palabras (nombres de mariposas) para que las memorizaran en 10 minutos y les dieron otros cinco para que escribieran tantos como pudieran recordar.

Luego, los dividieron en tres grupos: a uno de 25 personas le explicaron el método del palacio de la memoria, a otro (26 personas) le enseñaron el modo de memorizar de los aborígenes australianos y al tercero, también con 25 individuos, no le entrenaron de manera específica.

Tras esta formación, repitieron el experimento y resultó que el uso de la técnica aborigen ayudó a los estudiantes a memorizar mejor las palabras: el 63 % recordó todos los nombres, el grupo del palacio de la memoria registró el 45 % y solo el 35 % del grupo sin formación recordó los nombres de las 20 mariposas.

Por este motivo, Reser señaló que la Escuela de Salud Rural de la Universidad de Monash sopesa incorporar las herramientas de memoria de los aborígenes australianos en el plan de estudios médico cuando termine la pandemia mundial de covid-19 y la enseñanza vuelva a la normalidad.

H/T – Actualidad