Se cree que el pez Elpistostege es un eslabón evolutivo entre los animales acuáticos y los vertebrados terrestres de cuatro patas.

Mira también:Un pez herbívoro podría ser clave para superar el calentamiento global

Un equipo de paleontólogos australianos y canadienses ha descubierto un fósil de pez de 380 millones de años en el Parque Nacional de Miguasha (Quebec, Canadá) que proporciona nuevas pistas sobre la transición entre los peces y los primeros animales terrestres y sobre cómo evolucionó la mano humana, según un estudio publicado esta semana en la revista Nature.

Los investigadores descubrieron el espécimen más completo hasta la fecha de un animal conocido como Elpistostege, que se cree que es un eslabón evolutivo entre los animales acuáticos y los vertebrados terrestres de cuatro patas o tetrápodos. Señalan que esta transición se produjo a medida que los peces comenzaron a incursionar aguas poco profundas hasta asentarse en suelo firme.

Un brazo completo

El fósil del pez mide 1,57 metros de largo, posee la osamenta completa de su brazo o aleta pectoral, siendo la primera vez que se observan estas características en un Elpistostege, recoge el portal Eurekalert. Los científicos realizaron tomografías computarizadas de alta energía al esqueleto de la aleta pectoral y descubrieron la presencia de un húmero (brazo), radio y cúbito (antebrazo), huesos del carpo (muñeca) y falanges (dedos).

«Los dedos articulados en la aleta son como los huesos de los dedos que se encuentran en las manos de la mayoría de los animales», señala John Long, uno de los autores del estudio, y explica que el trabajo «revela nueva información extraordinaria sobre la evolución de la mano de vertebrados».

«El patrón de la mano de los vertebrados se desarrolló inicialmente en lo profundo de la escala evolutiva, justo antes de que los peces salieran del agua», agrega.

Cambio de hábitat

Por su parte, Richard Cloutier, coautor del estudio, señala que durante la última década, los fósiles más recientes que muestran la transición de peces a tetrápodos han ayudado a comprender mejor las transformaciones anatómicas respecto a la respiración, la audición y la alimentación de estos seres a medida que fueron cambiando de hábitat.

«El origen de los dedos se relaciona con el desarrollo de la capacidad de los peces para soportar su peso en aguas poco profundas o para viajes cortos en tierra. El aumento del número de pequeñas espinas en la aleta permite más planos de flexibilidad para extender su peso a través de la aleta», explica Cloutier.

Los expertos precisan que el Elpistostege «no es necesariamente nuestro antepasado», pero de momento es lo más cercano a un «fósil de transición» entre los peces y los tetrápodos. Se sabe que el Elpistostege fue el mayor depredador de aguas poco profundas, poseía unos filosos colmillos por lo que podría haberse alimentado de otros peces más grandes, ya extintos, que se encontraron fosilizados en la misma zona.

H/T –  Actualidad