Un estudio determinó que nuestro cerebro sabe cuando el cuerpo ha muerto, dado que la consciencia sigue funcionando después de que el organismo deja de emitir señales vitales.

Lo que ocurre más allá de la muerte normalmente es abordado desde el punto de vista metafísico. Pero en este caso hablan desde el punto de vista científico y, hasta la fecha, se creía que los procesos químicos que dan lugar a las percepciones, el pensamiento, las emociones, la consciencia… se «apagaban» por completo en el cerebro en cuanto el cuerpo moría.

Sin embargo, un equipo de científicos de de la Escuela de Medicina NYU de Nueva York  asegura que las personas «saben de inmediato que han muerto», dado que su conciencia sigue funcionando después de que el cuerpo ha dejado de emitir señales de vida.

El Dr. Sam Parnia, director de cuidados intensivos de este centro, señala que existen  evidencias que sugieren que se produce un impulso de energía en el cerebro cuando una persona muere.

Conclusión a la que llegaron tras analizar a un grupo de pacientes que sufrieron un paro cardiaco y que, técnicamente, murieron, pero fueron reanimados con éxito poco después.

Los científicos determinaron que los pacientes tenían consciencia de las conversaciones completas y, también de ver las cosas que sucedían a su alrededor, incluso después de haber sido declarados como fallecidos.

 

¿Qué le sucede al cerebro al morir?

Cuando una persona sufre un ataque cardíaco, la arteria obstruida impide que la sangre llegue una parte del corazón, lo que puede causar que esa sección muera, aunque el corazón continúa latiendo. Como consecuencia, las señales eléctricas que controlan la acción de bombeo del corazón se ven interrumpidas, el corazón deja de latir y la muerte ocurre poco después.

Durante el ataque, el córtex cerebral, que es la ‘parte pensante’ del cerebro, también baja su actividad de manera instantánea, lo que significa que no se producen ondas cerebrales, al menos visibles en un monitor, durante aproximadamente 20 segundos. Esta primera reacción inicia una cadena de procesos celulares que resultan en la muerte cerebral. Pero, según el Dr. Parnia, «hasta que esto sucede, pueden pasar horas desde que el corazón deja de funcionar».

La reanimación cardiopulmonar (RCP) envía algo de sangre al cerebro, «aproximadamente el 15 % de lo que requiere para funcionar normalmente», según Parnia. Lo mínimo para desacelerar la muerte de las células cerebrales, pero no lo suficiente para poner en marcha el cerebro para que funcione nuevamente, razón por la cual los reflejos no se reanudan durante la RCP, según explica el especialista.

H/T – Muy Interesante