Los resultados de los análisis muestran que las especies estudiadas comparten un «kit básico de veneno» heredado de un ancestro común.

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Un grupo internacional de investigadores ha descubierto la composición del veneno de 13 especies distintas de conos marinos africanos cuyas toxinas son de interés farmacológico, de acuerdo a un estudio publicado recientemente en The Royal Society.

Durante la investigación, los científicos se valieron de una técnica de secuenciación masiva del ácido ribonucleico (ARN) para comparar y analizar las conotoxinas presentes en el veneno de 13 especies endémicas del oeste de África, las cuales están emparentadas entre sí.

Según explica Samuel Abalde, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España y coautor del estudio, las conotoxinas analizadas son péptidos que «producen distintos efectos» al ser inyectados por los conos marinos, «como la sedación o la parálisis muscular».

Como resultado de los análisis, los académicos descubrieron que todas las especies estudiadas comparten un «kit básico de veneno que ya estaría presente en un ancestro común». No obstante, «cada especie produce entre 108 y 221 precursores de conotoxinas distintos y que forman un catálogo único para cada especie», comentó el coautor.

Esta investigación es la primera que ha comparado la composición de un gran número de venenos relacionados entre sí con el objetivo de entender los procesos evolutivos que generan la diversidad de estas proteínas, lo que abre la posibilidad a encontrar un gran número de conotoxinas con potencial farmacológico, señala Abalde

Los conos marinos inyectan veneno a sus depredadores y presas (las cuales incluyen otros caracoles, gusanos e incluso peces) a través de sus dientes en forma de arpón. Sin embargo, tanto la composición del veneno como la morfología de sus dientes son distintas en cada especie.

H/T – Actualidad