Una nueva especie de minisapo, del género Brachycephalus, tan pequeño como la uña de un dedo, fue descubierta en el estado brasileño de Santa Catarina, en el sur del país, según unos investigadores de una oenegé.

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El anfibio puede ser el tercero de esta especie que produzca algún tipo de toxina para usar en su defensa debido a su llamativa coloración, de acuerdo con la ONG Mater Natura.

Bautizado como Brachycephalus mirissimus, con un tamaño que oscila entre 10 y 13 milímetros y una menor cantidad de dedos que los demás anfibios, este minisapo llama la atención principalmente por su coloración.

Su cuerpo es de un fuerte color anaranjado con una raya blanca en el dorso y una mancha blanca redonda en la cabeza, lo que lo diferencia de otras especies de minisapos descubiertas en Brasil e identificadas a lo largo del proyecto.

“Este anfibio hace parte de un grupo muy pequeño compuesto por varias especies. Algunos difieren un poco en el tamaño. En esta especie lo mas notable es la combinación de colores y eso llama la atención porque los anfibios que son muy llamativos por el color de su piel suele producir toxinas fuertes, algo que aún estamos analizando”, explicó a Efe el investigador Luiz Fernando Ribeiro, de la ONG Mater Natura y uno de los descubridores del “sapinho”.

Esta característica ya fue comprobada en dos especies del mismo género cuyas pieles también eran de colores exhuberantes, explicó el investigador.

Según Ribeiro, para poder ubicar a estos minisapos se tienen en cuenta criterios como el tipo de vegetación que recubre las montañas, su ubicación -generalmente están en la cima de los morros- y las particularidades de su canto, entre otros.

El pequeño anfibio anaranjado fue descubierto en el Morro Santo Ángel de la ciudad de Massaranduba, en el norte del estado brasileño de Santa Catarina y está clasificado en el grupo de los más pequeños vertebrados del mundo, característica que se debe a un proceso evolutivo llamado miniaturización, que da a la especie una ventaja estratégica para sobrevivir a las condiciones de la montaña.

“Además, por vivir en lugares empinados y húmedos, pero sin la presencia de gran cantidad de agua, durante el proceso evolutivo, esos sapitos de la montaña también adquirieron otra característica propia: ellos no pasan por la fase de ser renacuajos”, señaló Ribeiro.

La región donde se encontró el “sapinho” es una montaña con baja densidad de población, pero también una zona que ha sido deforestada y en la que se siente la falta de árboles como pinos y eucaliptos “lo que amenaza su hábitat y por ende su existencia”.

El estudio y búsqueda de estos pequeños anfibios se remonta a 20 años atrás, aunque el proyecto a través del cual se descubrió este “Sapinho” es desarrollado hace más de siete por la ONG Mater Natura y el Instituto de Estudios Ambientales, con el apoyo de la Fundación Grupo Boticario de Protección a la Naturaleza.

El nuevo minisapo, que se suma a otros 14 que han sido descubiertos en regiones serranas de Brasil a través del proyecto, fue visto por primera vez a comienzos de este año y su descubrimiento fue reconocido científicamente en octubre tras ser publicado por los investigadores del proyecto en la revista científica PeerJ.

H/T – 800noticias