Un grupo de arqueólogos ha descubierto 50 «dibujos» en las montañas de Perú, ocultos durante 1.000 años; se cree que fueron mapas estelares, calendarios agrícolas o dibujos sagrados de culturas preincaicas.

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Por más de 1.000 años el desierto del sur peruano escondió entre sus montañas enormes figuras enigmáticas. Hace pocos meses un grupo de arqueólogos descubrió 50 geoglifos, de los que se cree que fueron mapas estelares, calendarios agrícolas o dibujos sagrados de culturas preincas.

Los nuevos geoglifos, halllados con la ayuda de drones en la provincia de Palpa, representan personas, animales y figuras geométricas talladas en las laderas de las montañas y se unen al conjunto de las milenarias líneas de Nazca, descubiertas hace más de 70 años.

«Este reciente descubrimiento abre nuevas interrogantes para la ciencia y nos indica que la tradición de hacer geoglifos tuvo más de 1.500 años de antigüedad (en el Perú)», afirmó Johny Isla, uno de los arquéologos del grupo. Según explica Isla, las misteriosas figuras pertenecen a las culturas precolombinas Paracas (800-200 años a.C) y Topará (200-0 años a.C), las cuales se asentaron hace cientos de años en el ahora departamento de Ica, más de 300 kilómetros al sur de Lima. «Debieron haber sido hechas entre el año 500 a.C. y el inicio de nuestra era. En cambio, las líneas de Nazca (pertenecientes a la cultura homónima) se hicieron entre el comienzo de la era actual y el año 650 d.C.», agregó Isla.

El hallazgo se llevó a cabo entre diciembre de 2017 y febrero de este año como parte del «GlobalXplorer», un programa de identificación, documentación y protección del patrimonio cultural dirigido por la arqueóloga estadounidense Sarah Parcak. Durante esos tres meses, una serie de drones sobrevoló la zona arqueológica de Palpa y Nazca en busca de nuevas manifestaciones preincaicas a través de la detección remota.

A diferencia de las líneas de Nazca, que solo se visualizan desde lo alto del cielo y están a menos de un kilómetro de los recientes geoglifos, algunos de los dibujos pueden apreciarse desde el pie de las montañas donde fueron trazados. Entre las denominadas líneas de Palpa que se pueden apreciar ahora en fotografías destacan un danzante y un mono, una orca de unos 60 metros de largo y el dios Oculado -una divinidad de Paracas-.

«Sabemos quiénes las hicieron, pero una de las cosas que debemos averiguar es qué significado tenían, si se trata del mismo sistema cosmológico de los nazcas o tenían otros significado. Eso es nuevo», sostuvo el arquéologo.

Tanto las líneas de Nazca, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, como las de Palpa se ven amenazadas por la ausencia de una adecuada política de conservación y la ignorancia o desintirés de turistas y ciudadanos que atraviesan la zona con vehículos. «Estamos preparando un proyecto de conservación para el cuidado de los geoglifos. El problema es encontrar el financimiento. El Ministerio de Cultura tiene una gran responsabilidad. Esperamos hacer la limpieza y delimitación de las figuras en las próximas semanas», finalizó Isla.

H/T- Perfil