Este método desarrollado por científicos de Suiza e Israel puede almacenar 215.000 terabytes de datos en un solo gramo de ADN prácticamente en cualquier objeto.

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Un grupo de investigadores de la universidad suiza ETH Zurich ha desarrollado, en colaboración con un científico israelí, un método para almacenar gran cantidad de información en casi cualquier objeto, tal y como ocurre con las moléculas de ADN en los seres vivos, según un estudio publicado esta semana en la revista Nature Biotechnology.

«Con este método podemos integrar las instrucciones de impresión en 3D en un objeto, de modo que al cabo de décadas o incluso siglos, sea posible obtener esas instrucciones directamente del objeto en sí», explica el científico Robert Grass, según las recoge el portal Science Daily.

La tecnología desarrollada por el informático israelí Yaniv Erlich puede teóricamente almacenar 215.000 terabytes de datos en un solo gramo de ADN. A modo de prueba, los investigadores imprimieron en 3D un conejo de plástico que contiene las instrucciones para imprimirlo (cerca de 100 kilobytes de datos), agregando al plástico diminutas perlas de vidrio que contenían ADN con la información.

La ventaja de este método es que puede retener los datos durante varias generaciones. El equipo recuperó las instrucciones de impresión de una pequeña parte del conejo y las utilizó para imprimir uno nuevo, proceso pudo ser repetido hasta cinco veces creando incluso el «tataranieto» del modelo original.

Ocultar información, medicina y construcción

Las aplicaciones de esta tecnología pueden ser múltiples, incluso para esconder información en prácticamente cualquier objeto. Grass, Erlich y sus colegas consiguieron almacenar un cortometraje de 1,4 megabytes en los lentes de unas gafas.

Los expertos sostienen que sus usos podrían extenderse al etiquetado de medicamentos o materiales de construcción con datos sobre su contenido, con lo que se podría conocer la información del producto incluso después de haber sido usado.

De momento, este método es relativamente costoso y colocar las instrucciones de impresión 3D en un conejo de plástico conlleva un coste aproximado de 2.000 francos suizos (algo más de 2.000 dólares). Sin embargo, los creadores esperan que con el tiempo, cuando la práctica se extienda, los precios se abaraten.

H/T – Actualidad