La inteligencia artificial ya diagnostica enfermedades infantiles tan bien como los pediatras; desarrollan una herramienta de aprendizaje automático capaz de realizar diagnósticos con una eficacia de más del 90%.

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Imagínense la siguiente escena: una tarde, a la salida del colegio, invierno. La sala de espera de urgencias del CAP o del hospital a rebosar de niños con sus padres. Buena parte de ellos con fiebre, tos, malestar; otros con sarpullidos por el cuerpo. ¿Cómo saber cuál de aquellos pacientes necesita ser visitado antes? Hasta ahora, ese primer cribaje lo realiza un enfermero o enfermera, aunque no es todo lo rápido y eficiente que podría ser.

Ahora un equipo de investigadores americanos y chinos han desarrollado un sistema de inteligencia artificial que es capaz de diagnosticar enfermedades infantiles habituales, desde boca-mano-pie a pulmonía u otitis, tan bien como los pediatras. Este algoritmo podría ser una herramienta de ayuda para los médicos, para tomar mejores decisiones en casos de incerteza en el diagnóstico o priorizar qué casos deben ser atendidos antes.

“Nuestro sistema de inteligencia artificial puede diagnosticar todas las enfermedades pediátricas tan rápido y de forma tan eficiente como un pediatra. Con más entrenamiento, incluso debería diagnosticar mejor que muchos médicos”, afirma por correo electrónico Kang Zhang, investigador de la Universidad de California, que ha liderado este trabajo, recogido en Nature Medicine.

Zhang y colegas han usado tecnologías de inteligencia artificial como el procesamiento del lenguaje natural y de aprendizaje profundo para extraer información clave de los registros de salud electrónicos de casi un millón y medio de pacientes que se visitaron en un centro de salud de referencia en Guangzhou, una provincia china. Usaron esos datos para entrenar al algoritmo y a continuación validaron el sistema cotejando uno a uno 10.000 casos de enfermedades infantiles comunes con un equipo de pediatras de carne y huesos.

Los científicos vieron que el nivel de precisión del diagnóstico del algoritmo era elevado, de más del 90%, tanto cuando diagnosticaba enfermedades poco complicadas como un resfriado común, como cuando identificaba casos en los que se requería una intervención urgente, como una meningitis.

Para Arnau Valls, ingeniero de telecomunicaciones que desarrolla proyectos de big data y salud en el Hospital infantil Sant Joan de Déu, y que no participado en este trabajo, “los resultados son prometedores, porque obtienen una precisión altísima en el diagnóstico de enfermedades. De hecho, diagnostica mejor que los médicos júnior, aunque peor que los sénior. Y eso se puede corregir alimentando al sistema con más datos. Aunque siempre hará falta un médico que en última instancia haga el diagnóstico”.

“Siempre hará falta un médico que en última instancia haga el diagnóstico”.

“La inspiración para desarrollar este proyecto procede de mi deseo de querer ayudar a más niños y proporcionar servicios de salud de forma costo efectiva, rápida y de alta calidad”, cuenta Zhang, quien explica que, en países como China, India o Brasil, en los que hay una distribución desigual de los recursos de salud, con pocos especialistas en áreas remotas, esta necesidad es especialmente aguda.

“Queríamos usar las gigantescas bases de datos electrónicas de registros de salud para desarrollar un sistema de inteligencia artificial que solventara ese problema. Se trata, al final, de que la IA sea útil en ayudar a los médicos a hacer los diagnósticos, sobre todo en situaciones complicadas”, añade.

En este sentido, los autores del trabajo consideran que este sistema se podría implementar en zonas rurales de países en vías de desarrollo, donde el acceso al centro de salud es complicado. La IA podría hacer un primer cribado y diagnóstico, ofrecer recomendaciones. Médicos en otra zona podrían monitorizar la actividad de la IA, o intervenir en el diagnóstico en caso necesario.

Un test para diagnosticar enfermedades respiratorias

Aunque aún habrá que esperar años hasta que los sistemas de inteligencia artificial se conviertan en una herramienta real de apoyo al diagnóstico, muchos hospitales ya comienzan a realizar pruebas para comprobar su eficacia. Es el caso de Sant Joan de Déu, donde hace apenas unos meses empezaron a probar un sistema para diagnóstico por la imagen de enfermedades respiratorias.

Este sistema se podría implementar en zonas rurales de países en vías de desarrollo, donde el acceso al centro de salud es complicado.

El algoritmo, desarrollado por una empresa china, lo han alimentado con radiografías previamente anonimizadas de pacientes que han pasado por el hospital. “Queremos ver si este tipo de herramientas mejoran el diagnóstico y cuánto, de forma que permitan a los radiólogos priorizar exámenes o ser más sensibles al detectar lesiones difíciles”, explica Josep Munuera, radiólogo responsable de innovación del Departamento de Diagnóstico por la Imagen de este hospital.

Una vez el algoritmo está entrenado con imágenes de distintas patologías, analiza todas las imágenes que entran en el sistema de pacientes acabados de diagnosticar. “Por ejemplo, se puede hacer una placa de tórax a un niño para ver si tiene neumonía o algún otro tipo de problema respiratorio, y esas imágenes se guardan en el registro de salud electrónico del hospital. Si tienes un algoritmo para detectar esa y otras enfermedades, el algoritmo puede ayudar a monitorizarlas de forma automática. E incluso puede ser que la IA detecte otra enfermedad que el pediatra no había detectado”, dice Valls.

H/T – Lavanguardia