Investigadores brasileños plantearon que los planetas de la Vía Láctea que orbitan estrellas similares al Sol podrían albergar vida puesto que tienen la capacidad de constituir el ciclo del carbono, un requisito esencial para ser habitables.

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La luz emitida por esas estrellas fue analizada y dividida en distintos colores y longitudes de onda, que cambian de acuerdo con la absorción de los átomos y moléculas presentes en las estrellas. Así, fue posible identificar la concentración de distintos elementos químicos, de los cuales uno fue esencial para la conclusión de los científicos: el torio.

“El torio es un metal pesado muy radioactivo, o sea, emite partículas y energía al transformarse en elementos más leves. Ese proceso, llamado decadencia, se constituye en un depósito de energía para los planetas y es esencial para la formación de la vida”, explicó a Efe el investigador André Milone, del Inpe.

Según Milone, cerca de mitad de la energía de la Tierra viene del torio y de otros elementos radioactivos, que comúnmente están presentes en el manto que se queda en el interior del planeta.

En este sentido, la investigación sugiere que existen condiciones geológicas favorables para el surgimiento y la manutención de la vida en planetas rocosos, que la vida podría estar esparcida por todo el disco de la Galaxia y haberse originado en cualquier época de su evolución.

“Como las estrellas y los planetas cercanos a ellas están formados por una nube con el mismo material, su contenido inicial es similar. Así, si la estrella tiene altos niveles de torio, la tendencia es que los planetas cercanos a ella también lo tengan”, analizó el profesor de la USP, Jorge Meléndez.

La presencia de torio es importante para la formación de la vida porque la fuga del magma del interior de los planetas posibilita la emisión de carbono para la atmósfera, principalmente como gas carbónico (CO2).

De esa manera, considerando la energía interna, las estrellas observadas podrían tener planetas cercanos con potencial para la formación de la vida, evaluó el científico.

H/T – Elsiglo