Según asegura un grupo de especialistas estadounidenses, la clave está en lograr una eficaz combinación de diferentes materiales para lograr el tapabocas más efectivo.

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Las estrictas medidas adoptadas por las autoridades sanitarias de todo el mundo ante la proliferación del coronavirus incluyen la utilización de cubrebocas o mascarillas en los espacios públicos. Pero la eficacia de la protección varía según el material utilizado.

Un equipo de científicos de Estados Unidos analizó la capacidad del algodón, seda natural, gasa, franela y distintos productos textiles sintéticos para impedir el paso de partículas de Covid-19 y llegó a la conclusión de que la mejor defensa ante la pandemia se logra con una adecuada combinación de dos o más telas de distintas características. Para alcanzar la mejor defensa contra virus y gérmenes, la idea es sumar un potente efecto electrostático a la filtración mecánica que ofrece el algodón.

Mientras las mascarillas de fabricación casera pueden llegar a proporcionar un freno para el 80 por ciento de las más pequeñas partículas, la más preciada máscara médica (el respirador profesional N95) filtra al menos el 95 por ciento de esos agentes extraños.

Para los especialistas, también es un factor clave la correcta colocación de la mascarilla sobre el rostro. Si la tela está mal ajustada se producen huecos y la eficiencia de la filtración puede disminuir en más del 60 por ciento.

«Se necesita algo eficiente para eliminar las partículas, pero también se necesita respirar», aclara Yang Wang, profesor asistente de Ingeniería Ambiental en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri (Estados Unidos).

H/T – Clarin