El mismo equipo que hace un año publicó la primera imagen de un agujero negro consigue captar un chorro de materia a alta velocidad emergiendo de un agujero negro supemasivo en la galaxia 3C 279, que creen que es un cuásar

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Un chorro de materia a alta velocidad emergiendo de un agujero negro supemasivo es la nueva imagen captada por el Telescopio Event Horizont (EHT), el mismo que hace un año dio a conocer la primera fotografía de un agujero negro.

La observación proporcionó al equipo internacional de investigadores, entre ellos españoles, alguna sorpresa sobre la forma de ese tipo de chorros y que se recoge en un estudio que publica este martes la revista Astronomy & Atrophysics.

El fenómeno fue registrado a 5.000 millones de años luz, en una galaxia de la constelación de Virgo llamada 3C 279, que tiene en el centro un agujero negro mil millones de veces más masivo que el Sol.

Los expertos consideran a la galaxia 3C 279 un cuásar porque en su centro brilla intensamente un punto que parpadea cuando cantidades masivas de gases y estrellas caen en el gigantesco agujero negro de su núcleo (un cuásar es una galaxia que en su centro alberga un agujero negro supermasivo).

Ese agujero negro absorbe gases y estrellas a través de un disco que lo rodea, los tritura y expulsa parte de esa materia por dos finos chorros de plasma, también llamados jets.

Esos chorros «emergen como mangueras de fuego, casi a la velocidad de la luz, de las inmediaciones de su horizonte de sucesos, la frontera que rodea al agujero negro y donde el espacio y el tiempo se deforman infinitamente y dejan de funcionar», según comunicado de la colaboración internacional EHT.

El análisis de nuevos datos de la campaña de observación realizada por el EHT en 2017 permitieron rastrear el chorro hasta su punto de lanzamiento. Los nuevos datos analizados muestran que el chorro normalmente recto tiene una «inesperada forma retorcida en su base», agrega la nota del EHT.

DISTINTAS HIPÓTESIS

El estudio sugiere diferentes posibilidades para la explicación del fenómeno relacionadas «con la presencia de otro agujero negro compañero o con efectos de arrastre del espacio-tiempo», explica por su parte la Universidad de Valencia, que forma parte de la colaboración EHT.

Además, se han observador por primera vez estructuras perpendiculares al chorro, que podrían corresponder a la zona donde nacen, lo que aportaría información sobre «los misteriosos procesos de formación de los jets y abriría nuevos caminos para seguir aprendiendo cómo se comporta la naturaleza en estos escenarios extremos», agrega.

El autor principal del estudio Jae-Young Kim, del Instituto Max Planck de Radioastronomía (MPIfR), en Alemania, se mostró entusiasmado e intrigado. «Sabíamos que cada vez que se abre una ventana al Universo se pueden encontrar cosas nuevas. En este caso -aseguró- esperábamos encontrar la región donde se forma el chorro y lograr la imagen más nítida posible, pero encontramos una sorprendente estructura perpendicular. Es como encontrar una forma muy diferente abriendo una muñeca matrioslka».

Para capturar la nueva imagen, EHT usó una técnica llamada interferometría de línea de base muy larga (VLBI), que sincroniza y enlaza las antenas de radio de todo el mundo, para crear un enrome telescopio virtual de tamaño de la Tierra.

Las observaciones en las últimas décadas de 3C 279 con VLBI han permitido establecer un modelo físico capaz de explicar cómo estos agujeros negros supermasivos pueden convertirse en los objetos más energéticos del Universo.

Sin embargo, una sola imagen del EHT ha servido «para replantearnos muchas de nuestras hipótesis previas, en particular cómo se generan los jets», según José Luis Gómez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC) y firmante del estudio.

El EHT es capaz de captar objetos tan pequeños como 20 micro-segundos en el cielo, lo que sería como si una persona en la Tierra pudiera localizar e identificar una naranja en la Luna.

La colaboración EHT está formada por 290 investigadores de 62 instituciones de todo el mundo, entre ellas de la Universidad de Valencia y del Instituto de Astrofísica de Andalucía.

Las campañas de observación del EHT se pueden hacer una vez al año durante la primavera en el hemisferio norte, pero la de este año, que debería desarrollarse entre marzo y abril, ha tenido que ser suspendida debido a la pandemia de Covid-19.

H/T – Elmundo