Toda una aventura buscaba este buzo cuando se prestó para adentrarse en las aguas del Lago Leman usando el equipo de buceo de unos 100 años de antigüedad.

Con la ayuda de un antiguo submarinista industrial suizo Jacky Cauderay, este joven se colocó el pesado traje, considerando que las botazas (botas), cada una pesa alrededor de 12 kgs; y con mucha precaución, ya que el casco es de cobre y se ata con tornillos, los cuales son colocados justo antes de entrar al agua.

No todo es tan color de rosa, ya que el material tiene bastante tiempo de antigüedad, y las cosas en aquella época no eran tan sencillas. Para que el buzo tuviera oxígeno dentro del tanque, arriba en la superficie, debían estar bombeando aire por medio de una máquina, de igual forma un descenso a 10 metros de profundidad, puede generar la presión suficiente como para llegarle a romper la espalda al buceador; y ni hablar del descenso, puesto que el traje es tan voluptuoso que se requiere de una escalera para entrar y salir del agua.

Sin embargo no todo es malo, la combinación de densidad de agua y el volumen de aire que lleva el traje, hace que la persona opere en un estado de casi “Gravedad zero”, aunque los movimientos no dejan de ser torpes y lentos.

Fotos de Marc Henauer

Fuente: http://www.redbull.com