¿Cuántas veces te ha sucedido que escuchas una canción y se te queda pegada?, unas veces las disfrutas, pero otras terminas algo obstinado por no poder controlar ese pensamiento. Esto sucede a causa de la fisionomía del cerebro y algunos rasgos de la personalidad.

“Suelen ser melodías con un ritmo muy pegadizo, letras sencillas y repetitivas, fáciles de recordar”, así las define Soraya Bajat psicóloga clínica del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.

Pero, ¿por qué ocurre? Pues la reiteración podría estar alimentada por la memoria. Investigadores del Darmouth College realizaron un estudio  para desgranar qué encierran estos “loops” sonoros.

David Kraemer y su equipo usaron resonancias magnéticas para localizar el sustrato neuronal donde se producen las imágenes auditivas espontáneas, utilizando distintas indicaciones verbales, desde números de teléfonos a canciones.

Así descubrieron que cuando una canción sonaba, activaba la corteza auditiva primaria, la cual se estimulaba cuando pedían a los participantes que se imaginasen una canción; lo que sugerió que se alimentan de la memoria de la corteza auditiva, un sistema a corto plazo.

Y es allí cuando comienza lo que se denomina como el bucle fonológico: “Un circuito corto de cinta de grabación que almacena continuamente una pequeña cantidad de información auditiva”, indican.

Ahora bien, ¿todo tipo de canciones se pegan? El Dr. James Kellaris de la Universidad de Cincinnati descubrió la causa por la que retenemos esta información: “Ciertas piezas de música tienen propiedades que despiertan una reacción anormal en el cerebro”. Estas cualidades despiertan la atención del cerebro forzándole a repetir la canción.

Sin embargo, el profesor Ira Hyman de la Western Washington University, apunta a que son las canciones que más gustan las que a menudo se convierten en intrusivas. Su estudio reveló que son los agentes ambientales, como una palabra que recuerde a la letra de la canción, los que encienden el proceso.

Pero, también juega un papel importante el tamaño del cerebro, ya que las canciones suelen pegarse más a las personas que tienen más espesas las áreas del cerebro involucradas con la percepción auditiva y la memoria musical.

Y lo que tanto esperabas, ¿Cómo me la despego? Simplemente los expertos recomiendan no cantar las melodías. “Aunque tenemos una percepción de que la sintonía se mantiene durante mucho tiempo, probablemente son solo unos segundos. Las ideas están en la cabeza el tiempo que dedicamos a ella”, concluye Bajat.

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H/T – lavanguardia