Para el monje sexagenario, Maxime Qavtaradze “estar cerca de Dios” no es una simple frase, él de verdad se lo tomó literal.; pues, durante más de 20 años ha vivido solo en la cima del pilar Katskhi, un monolito de piedra caliza de casi 40 metros de altura, a unos 10 kilómetros de la ciudad minera de Chiaturam en Georgia.

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Maxime tomó los votos monásticos en 1993, luego de pasar años en prisión debido a asuntos de drogas, así que, literal, de lo más bajo, decidió subir a lo más alto y comenzar una nueva vida.

Así que tomó la decisión de vivir en la cima del pilar Katskhi, donde solo había una pequeña capilla construida entre los siglos VI y VIII, por lo que durante dos años, el monje estilista tuvo que dormir en una vieja nevera para refugiarse del mal tiempo.

Pero, poco a poco, los cristianos de la zona lo ayudaron a reconstruir la iglesia y alzar una modesta casa para vivir. Así, ahora tiene una escalera de metal que baja por todo el promontorio de piedra y en su base se ha establecido una comunidad religiosa como resultado del interés por el lugar.

Dos veces a la semana, el monje baja y aconseja a los jóvenes que buscan orientación. El ascenso de nuevo “al cielo” le toma 20 minutos. El resto de los días se los pasa orando y leyendo para reunirse con su Creador. Con cierta frecuencia, sus seguidores le suben provisiones con la ayuda de un guinche rústico.

Cabe destacar que antes de convertirse en monje, Maxime solía merodear por las colinas donde se alza, como un imponente gigante de piedra, el pilar Katskhi, así que su elección no fue casualidad.

Antiguamente, el sitio había sido ocupado por estilistas, un grupo de ascetas cristianos que pasaban meses y hasta años sentados o de pie sobre estrechos pilares de piedra con el fin de evitar las tentaciones mundanas.

La tradición estilista comenzó en el 423 AD cuando Symeon the Stylite alcanzó notabilidad por vivir durante 37 años en una pequeña plataforma en la cima de un pilar, cerca de Alepo, en Siria. Más tarde, otros tomaron su ejemplo.

Sin embargo, durante la invasión otomana a Georgia, en el siglo XV, esta práctica religiosa cayó en desuso y el pilar Katskhi estuvo abandonado por muchos años. Los lugareños no se atrevían a subir y contemplaban desde abajo los escasos muros roídos por las inclemencias del clima.

Pero en 1944 un grupo liderado por el alpinista Alexander Japaridze decidió realizar un ascenso documentado al llamado también Pilar de la Vida. Esto reveló la otrora existencia de una capilla y en su interior algunos huesos del último estilista que había pasado allí sus días finales.

Pero, ahora, luego de 600 años inhabitado, Katskhi vuelve a tener un inquilino. En la cima del mundo, Maxime Qavtaradze lleva una existencia apacible, alejado de los lujos y las comodidades de la vida mundana. Sólo necesita el silencio para sentir a su lado la presencia de Dios.

H/T – La Tribuna