Una mujer algo extraña le tenía celos, nada más y nada menos que a su propio hijo, tanto fue así que pagó 1.300 euros para que le hicieran hoyuelos en las mejillas, pues estaba desesperada por una sonrisa igual a la de su hijo de 11 años.

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La blogger AJ Weir, de 44 años de edad, se obsesionó con el procedimiento dimpleplasty, aunque sus amigos y familiares le dijeran que estaba loca, ya que en dicha intervención, el cirujano corta trozos de carne de la parte interna de las mejillas y se cosen los huecos para dar el efecto de hoyuelo que AJ anhelaba tener como su hijo.

A pesar de que existen riesgos de los pacientes debido a que puede quedar cicatrices y, además, hay una alta posibilidad de que el procedimiento no funcione en absoluto, AJ decidió hacerlo.

«Yo sabía que había riesgos asociados, porque era mi cara», dijo. «A veces la piel no se adhiere y el hoyuelo estará allí para empezar, pero después de unos meses, desaparecerá. Hubo un riesgo que podría pasar por ella y terminar con nada. Para mucha gente esto parece un procedimiento cosmético realmente estúpido y parece loco perder el tiempo con su propia cara”.

«Algunas personas dicen que sólo debe ser feliz con lo que tienes y lo que consiguen, pero esto era algo que quería hacer. Podría permitirme el lujo de hacerlo y no voy a poner a mi familia en crisis financiera por hacerlo, ¿por qué no?”, sigue explicando la mujer.

La blogger comenta que pasó 10 años buscando la forma de lograr la apariencia que quería. «Usted puede obtener tantos tipos de operaciones cosméticas en estos días, así que empecé a pensar: ¿Por qué no se puede obtener hoyuelos? Hice algunas investigaciones, pero no parecía haber nada disponible. Sin embargo, seguí buscando y finalmente encontré lo que quería”.

Bajo anestesia local, los cirujanos tomaron trozos del interior de su boca y cosieron los huecos hacia arriba.

Ella dijo: «A medida que sana la cicatriz, que rompe el músculo para que cuando sonría el tejido tire adentro y que cree el efecto de hoyuelos. Yo estuve totalmente despierta todo el tiempo. Era un poco como ir al dentista», dijo AJ.

“Te inyectan el exterior y el interior de la mejilla y empacan la boca abierta, pero todo lo que puede sentir es presión. Inmediatamente después de la cirugía, el paciente se queda con cráteres visibles en la piel y el músculo de mejilla han sido cosidos juntos”, explicaba AJ.

«La cirugía en sí es sin dolor, no se tiene una anestesia general, no se siente mareado después. Empezó a hincharse y se veía un poco como una ardilla, así que me dieron algunas miradas divertidas en el tren. En los próximos días, la hinchazón empezó a bajar y los moretones empezaron a salir. Empezó a llegar a ser bastante dura, dolorosa, pero nunca me arrepentí de haberlo hecho”, declara la mujer.

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H/T – Soy Carmín