Un hombre era muy mujeriego, según él, era algo que estaba en su naturaleza, pero todo fue así hasta que su esposa se acostó con su amante como venganza.

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Según relata el hombre, su mujer sabía que él no era una pareja suficiente, pero pensaba que eso iba a cambiar cuando se casarán, pero no fue así. Él si intentaba cuidar más sus infidelidades, se preocupaba más para que ella no lo supiera y no se sintiera mal.

Incluso, ambos estaban tan inseguros que creen que el destino sabía lo que pasaría porque por alguna razón no pudieron tener hijos, a pesar de que lo intentaron muchas veces.

Mientras tanto en las noches de fines de semana él se iba a algún bar, se quitaba su anillo de matrimonio y comenzaba su cacería, una hermosa mujer terminaba en su cama.

A la gran mayoría sólo las miraba esa noche y ya no sabía nada de ellas, pero hubo una que le fue inevitable no volver a verla. Así que se convirtió en su amante oficial, y aunque no era la única, con ella era que pasaba más tiempo que con otras.

Él se sentía feliz, ya que en casa tenía el amor de una mujer, mientras que afuera tenía el fuego que necesitaba en la cama y que según su mujer no le daba.

En un día que estuvieron juntos, la amante descubrió el anillo de boda en la camisa del hombre, mientras él negaba todo ya que no quería perderla. Pero, ella no se conformó con eso y muy astuta comenzó a buscar por todos los medios la verdad, hasta que la consiguió.

Fue así como se puso en contacto con la esposa del hombre y planearon pagarle con la misma moneda lo que había hecho; ellas aseguraban que tenían todo listo para darle en el ego del conquistador.

Pronto, el hombre recibió una llamada de su esposa diciendo que necesitaba que fuera a la casa en ese momento y que era urgente, así que él salió de la oficina para ver lo que pasaba, sin imaginarse tan siquiera lo que de verdad vería.

Al abrir la puerta había un camino de ropa hasta la habitación, eran tan sexy que el hombre se emocionó, pero cuando llegó a la habitación en la cama estaba la esposa al lado de la amante.

Ambas ataron al hombre en una silla sin poder moverse y comenzaron a tocarse y darse placer, mientras él estaba “explotado de la excitación”, pero sin poder hacer nada.

Cuando terminaron le dijo la esposa: “Ahora entiendo porque estabas con ella, es realmente buena, me ha dado más placer que tú en la cama, quiero que te vayas, tu ropa está en la cocina”.

Como es obvio todo terminó, el hombre se quedó sin ninguna de ella y eso le afectó tanto que luego de eso él no ha podido disfrutar más de las relaciones.

H/T – Enpareja